tag:blogger.com,1999:blog-354994152024-03-13T02:14:16.321+01:00Botxo FolliesSi algo me gusta, es vivir.
Ver mi cuerpo en la calle,
hablar contigo como un camarada,
mirar escaparates
y, sobre todo, sonreír de lejos
a los árboles…
(Blas de Otero)Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.comBlogger127125tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-35165794950765156512013-04-30T16:10:00.000+02:002013-05-06T12:41:16.557+02:00Blancas o negras?...<div style="text-align: justify;">
Son las diez y media de la mañana de un miércoles cualquiera. </div>
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</div>
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Planta tercera del museo Guggenheim de Bilbao. </div>
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Hay una figura vestida de negro, en una de las salas, y completamente inmóvil frente a un cuadro de Cy Twombly. </div>
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El resto de la sala se encuentra vacía, a excepción del vigilante, sentado en su silla en la puerta de entrada. </div>
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Unos pasos resuenan en el pulimentado pasillo y se acercan hasta la puerta. </div>
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Otra figura entra, vacilante, y se sitúa junto a la primera. </div>
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Esta última viste de blanco. </div>
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El vigilante, intrigado, cierra el libro que estaba leyendo y observa.</div>
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Las dos figuras permanecen inmóviles durante largo tiempo, sin mirarse. </div>
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Parecen absorbidas por la fuerza de cuadro: un gran lienzo blanco salpicado de tonos rosas y rojos. </div>
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El vigilante vuelve a su libro.</div>
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La primera figura, la negra, mete su mano izquierda en el bolsillo de su cazadora negra y extrae un pequeño sobre sepia. Sus movimientos son lentos, metódicos, estudiados. Extiende su mano con el sobre hacia la figura blanca que, rápidamente, de un solo movimiento coge el sobre y lo introduce en su cazadora blanca.</div>
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El vigilante, absorto en su libro, no ha reparado en nada.</div>
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La figura negra sale despacio de la sala. </div>
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Al llegar a la puerta de salida de la sala gira la cabeza, mirando fijamente al vigilante con unos grandes ojos verdes que destacan con fuerza en su indumentaria negra. Guiña un ojo y sonríe casi imperceptiblemente.</div>
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El libro cae con fuerza desde las manos del vigilante y suena estrepitosamente en la sala. El vigilante, con la cara enrojecida, recoge el libro clavando su mirada en la espalda de la figura blanca que ni se ha inmutado.</div>
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Se vuelve a sentar mirando fijamente esa figura que, ahora, le resulta tan extraña mientras se oyen cada vez más lejanos los pasos de la figura negra pasillo adelante.</div>
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Un escalofrío recorre la espalda del vigilante…</div>
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<br /></div>
Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-32189599515403757892013-04-07T16:12:00.000+02:002013-04-11T20:41:57.140+02:00Un encargo delicado...<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;">El vuelo procedente de Bilbao llegaba a la Terminal 3 del Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol a las 23:35. Las indicaciones de mi cliente habían sido precisas: debía recoger el coche de alquiler a mi nombre y continuar destino, esta vez, por carretera. Había intentado desde apenas iniciado el despegue echar una cabezadita pero mi compañero de asiento, un dulce anciano que viajaba a casa de su hija, sentía la necesidad de rellenar los silencios que yo misma provocaba. Así que, cuando aterrizamos en Málaga a la hora prevista, ya conocía gran parte de su vida y los nombres de todos sus nietos. Recogí mi equipaje de mano, el único que llevaba, y salí presurosa de aquél avión y de la claustrofóbica amabilidad del anciano. </span></span></span></div>
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<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><br /></span></span></div>
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<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;">Cuando llegué al mostrador de <a href="http://www.hellehollis.com/">Helle Hollis</a> esperé pacientemente mi turno y en media hora ya era dueña provisional, por un plazo de 48 horas, de un Peugeot 207 blanco descapotable. Pensé en cenar algo antes de recoger el coche pero tenía demasiada prisa por llegar. La carretera era conocida: ese mismo trayecto ya lo había hecho muchas veces antes. En el plazo de más o menos una hora esperaba llegar a destino y descansar en el hotel hasta que, por la mañana, acudiera a la cita en la casa de mi cliente.</span></span></span></div>
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<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><br /></span></span></div>
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<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;">En hora y media escasa estaba entrando en Granada y me dirigí a mi hotel en el barrio de la Judería. Mi cliente había insistido en que me alojara en un hotel más lujoso pero a mí me gusta este lugar y puedo llegar a sentirme como en casa paseando entre sus calles. Rellené la ficha en recepción y subí a mi habitación a darme una ducha. Después pedí un bocadillo y una cerveza y cené junto a la ventana abierta. El ruido y el olor de Granada llenaron esa soledad que tienen todas las habitaciones de hoteles, esté o no esté sola en ellas.</span></span></span></div>
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<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><br /></span></span></div>
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<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;">A la mañana siguiente, después de desayunar, salí con mi maletín hacia la casa que Aurelio, mi cliente, tiene en la Carrera del Darro. Caminé despacio hacia allí disfrutando de ese bullicio y esa sorna granadina que tanto me gusta. A las nueve en punto estaba enfrente de la puerta de madera de su casa, a los pies de la Alhambra, junto a un pequeño puente de piedra que cruza el Darro. Me abrieron el portón y entré en un patio lleno de plantas, de árboles frutales y recién regado. Aurelio estaba sentado allí, en uno de los sillones. Se levantó presurosamente y me estrechó la mano plantándome, a la vez, dos sonoros besos en las mejillas.</span></span></span></div>
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<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><br /></span></span></div>
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<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;">Nos trajeron café, zumo, uvas y unas rebanadas de pan tostado con queso en una bandeja de plata mozárabe que dejaron sobre la mesa. Aurelio me sirvió café y <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>me miró expectante. Hacía ya un mes que se había puesto en contacto con nuestra agencia, solicitando nuestros servicios. Un mes llevaba esperando mi visita para ultimar el contrato. Crucé las piernas y me recosté en ese confortable sillón mientras aspiraba con fuerza el hipnótico aroma de las flores del magnolio que tenía a mi lado.</span></span></span></div>
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<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><br /></span></span></div>
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<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;">Empecé a preguntar: necesitaba saber todo acerca de ella. Sus gustos musicales, sus perfumes favoritos, sus colores predilectos, el libro que estaba leyendo...</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;">Aurelio contestaba a cada una de mis preguntas con un brillo en los ojos que le delataba. Estaba completamente enamorado de ella. Tanto que no hubo una sola pregunta que quedara sin contestar. Después de unas dos horas de charla, me levanté y cogí mi maletín. Aurelio se levantó tan deprisa que, al hacerlo, tiró al suelo una de las tazas de café. Mientras recogía los trozos de la vajilla esparcidos por el suelo, noté el temblor en sus manos.</span></span></span></div>
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<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><br /></span></span></div>
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<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;">Pasamos al interior de la casa y me condujo hasta la cocina. Coloqué mi maletín encima de la mesa de madera de olivo que ocupaba el centro de la estancia y lo abrí. Le pedí que me dejara a solas. Me puse mi delantal Liberty y saqué todos mis utensilios para realizar los cupcakes personalizados para la esposa de Aurelio que con tanto cariño él había encargado para la fiesta de cumpleaños de esta tarde…</span></span></span></div>
Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com1Granada12.1165 -61.67899999999997411.6199695 -62.324446999999971 12.6130305 -61.033552999999976tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-82479376691779382332013-04-05T09:28:00.000+02:002013-04-08T12:40:44.632+02:00Una historia corriente...<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><div style="text-align: justify;">
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</span><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Elsa tenía esa belleza exultante que solo se tiene a los veinte años. Sus ojos negros como el azabache despedían unas motitas de azul eléctrico si te quedabas mucho tiempo mirándola. Tal vez era ésa una de las razones por las que era difícil sostener su mirada. Todo en ella resultaba hermoso y creo que es una de las personas más carismáticas que he conocido a lo largo de mi vida. Pero si tuviera que elegir una característica de ella, la que más la representara, sería su risa. Tenía una carcajada sonora pero a la vez cristalina que llenaba cualquier espacio en el que se encontrara. Toda su cara se iluminaba y era capaz de inundarnos de luz a todos. Elsa era así: hermosa y vital.</span></span><span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"></span></span> <br />
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<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Conocí a Elsa realmente, fuera del ambiente familiar, cuando recién acababa de llegar a Barcelona. Venía procedente de su Cadaqués natal dispuesta a comerse el mundo de la moda. Vivía de alquiler en un precioso apartamento del Barrio Gótico que pagaban religiosamente sus padres. Ella estudiaba diseño de moda en la Escuela Felicidad Duce después de haber superado las duras pruebas de acceso. Me contó que desde pequeña quería dedicarse al mundo de la moda. Diseñaba su propia ropa desde los ocho años y su sueño era trasladarse a París, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de Erasmus e intentar quedarse allí y abrirse camino.</span></span></div>
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<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
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<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Era muy joven y tenía esa energía que sólo la dan los sueños y los logros por cumplir. Yo la miraba con escepticismo, tratando de recordar de si yo a su edad era tan tenaz como ella para, al cabo de un rato, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>recordar que sí, que los veinte años son muy parecidos para todos. Lo mejor de algunos de esos sueños es no cumplirlos nunca para poder seguir soñando, pero eso era algo que no le iba a contar a Elsa.</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Me dejaba caer los sábados por la mañana por su casa. Solíamos pasear por las Ramblas, ir al mercado, de compras por el Passeig de Gracia y a veces la invitaba a comer en la Barceloneta. Casi siempre era ella la que proponía los planes. Yo sólo intentaba cuidarla, tal y como le prometí a sus padres el verano anterior en Cadaqués.</span></span></div>
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<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Creo que fue como a mediados de la primavera cuando Elsa empezó a poner disculpas para nuestras citas sabáticas. Nunca le di mucha importancia porque supuse que después de llevar ya unos meses en Barcelona era lógico que tuviera amigos o incluso algún comienzo de romance. </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Fue con una llamada preocupada de su madre una noche de miércoles cuando se despertó en mí una especie de alerta. ¿Cuánto tiempo hacía que no sabía nada de ella? ¿Un mes? ¿Tal vez dos? ¿Qué clase de amigo era yo para no haberme preocupado de la hija de unos de mis mejores amigos?. Tampoco estaba llamando a casa cada dos días como antes y hacía una semana que no hablaban con ella. Le prometí acercarme al día siguiente hasta la casa de Elsa e informarle de inmediato.</span></span></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">El jueves a las diez de la mañana estaba frente al timbre de entrada de la casa de Elsa, con una bolsa de croissants calientes y una botella de zumo de naranja. Me abrió la puerta una Elsa tan exuberante que una ráfaga de vértigo salpicó todo mi cuerpo. Estaba distinta. Más mayor, más seria, más madura y más…bella. Me mandó pasar a la cocina y encendió la cafetera.</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Me senté en una silla, junto a la ventana, mientras pensaba cómo afrontar el tema pero fue Elsa la que empezó a hablar. Con voz suave y serena comenzó pidiendo disculpas mientras ponía los cafés y los zumos sobre la mesa y colocaba los croissants en un plato de porcelana blanca. Se sentó a mi lado y me fue envolviendo con su voz . </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Elsa había encontrado un trabajo que le dejaba sin tiempo libre fuera del horario de la escuela. Estaba tan contenta que cada vez veía más cerca su sueño de diseñar en París. De repente me sentí tonto, es cierto que hacía un par de meses que me había contado que tenía una entrevista en el <a href="http://www.perlanegrabcn.es/">Hotel Perla Negra</a>, un hotel que se había puesto de moda y que ofrecía alquileres de habitaciones por horas y recomendación de escorts. </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Creo que fue por mi cara lívida, estoy seguro de ello, pero Elsa me dijo que quería enseñarme algo Fuimos al pequeño salón del apartamento y ella conectó el BluRay. Juntos vimos </span>el documental <i>The Great Happiness Space</i>: <i>Tale of an Osaka Love Thief</i>, rodado y dirigido por Jake Clennell en 2006, y que refleja el auge del fenómeno escort en Japón. Fenómeno que estaba revolucionando Barcelona con este hotel que recibía premios, menciones y notas de prensa casi a diario. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;">Miré a Elsa, a sus grandes ojos negros con motitas de azul eléctrico y aguanté su mirada, pero no pregunté nada. Me fui con la promesa de seguir viéndonos una vez a la semana aunque fuera para tomar un café. </span></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;">Al salir del portal telefoneé a su madre y le dije que Elsa estaba bien, que estaba estresada con los exámenes, que la había dejado estudiando…y que estaba muy guapa. Mucho.</span></div>
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<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"></span><br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com4Barcelona, España41.3850639 2.173403499999949441.1944789 1.8506799999999495 41.5756489 2.4961269999999494tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-6275958314474521782013-01-24T15:17:00.000+01:002013-01-24T15:17:32.188+01:00Eternidad empieza por R...<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-QXq5Beu-mOI/UQFB2dth6uI/AAAAAAAAAYU/1p3MsdDRwfY/s1600/13245546-castel-sant-angelo-roma-italia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" oea="true" src="http://4.bp.blogspot.com/-QXq5Beu-mOI/UQFB2dth6uI/AAAAAAAAAYU/1p3MsdDRwfY/s400/13245546-castel-sant-angelo-roma-italia.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Confieso que cuando nos regalaron los billetes de avión no me emocioné mucho. Es invierno, hace frío, la ciudad ya la conozco, el colegio de la niña, gastos imprevistos, etc…Disculpas que pongo siempre que el viaje no es organizado por mí. Pero ahora, recién aterrizados de vuelta de esa maravillosa ciudad, no puedo sino dar las gracias. Esto es un pequeño resumen de este viaje de tan sólo cinco días al corazón de la vieja Europa. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Me acompañas?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Queda todavía una tenue luz en esta tarde, mientras el sol se retira desdibujando sombras en el Castel Sant’Angelo. En esta hora mágica tan especial y característica de este lugar, a orillas del Tiber, nos llega, camuflado en la bruma, el sonido de las campanas de la ciudad. Sólo por este instante ya merece la pena haber venido. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Estamos en Roma y, hoy, somos eternos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Roma es una ciudad apabullante. Da igual las veces que hayas estado entre sus calles, inevitablemente, uno se siente pequeño ante tal despliegue de belleza e historia. Es una ciudad tan filmada, escrita y fotografiada que crees, erróneamente, conocerla, y es allí mismo cuando cae todo el peso de su belleza sobre los hombros. Pasear por Roma es igual a un paseo por las páginas de una novela o ser el protagonista de una escena cinematográfica. Evocar a Fellini y su Dolce Vita visitando La Fontana Di Trevi mientras buscamos monedas sueltas para echarlas a su agua, con la esperanza de volver pronto a Roma, es hasta recomendable. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">La visita al Coliseo, </span><a href="http://es.museicapitolini.org/" target="_blank"><span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Capitolio</span></a><span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">, Foro, Palatino y sus alrededores suponen un baño de humildad para el visitante. ¿Acaso no fueron ellos, los romanos, los que sentaron las bases jurídicas y políticas de nuestra cultura occidental?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">El Trastevere es mi lugar favorito de Roma. Es de completa obligación perderse allí. Los italianos son amables por naturaleza y siempre puedes preguntar, pero mi consejo es que te pierdas. Siente su encanto medieval, su bullicio, la alegría de esas voces altas y melodiosas. Su ruido. Mira esas casas de colores con sus niños jugando en la calle, sus mujeres haciendo pasta en la cocina con la ventana abierta y la radio puesta a todo volumen. Imprégnate de esa esencia de la Roma obrera, lejos de los monumentos turísticos. De esa Roma humilde y de manteles de cuadros que nos enseñan las viejas películas. Después baja a pie a la ciudad, despacio. A nosotros nos llovió. Corrimos para refugiarnos de esta lluvia fría de invierno y aparecimos en una terraza con estufas y mantas de pelo calentitas de la Trattoria más bonita de la ciudad. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Roma es así: una caja de sorpresas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">El convento de los Capuccinos es un lugar interesante en Roma. Apenas aparece en las guías turísticas pero es un edificio misterioso y con un punto oscuro y secreto. Se encuentra en plena Vía Veneto pero puede llegar a pasar desapercibido. Hay un timbre en la pared derecha, junto a la puerta, y un fraile capuchino, previo pago de entrada, te enseña la cripta. Está catalogada como una de las criptas más misteriosas del mundo. No te dejará indiferente lo que allí guardan bajo unas cuantas llaves. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Saborea un helado tartufo en la Piazza Navona, merece la pena hacer media hora de cola. Cómprate unos zapatos, un pañuelo o un paraguas en la Vía Veneto. Sube para después bajar a pie las escaleras de la Piazza di Spagna. Vivirás algunas de las experiencias que ofrece Roma.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">En sus afueras está Ostia, un lugar en el que se puede degustar el mejor pescado a la parrilla. Allí cenamos una noche, aprovechando la visita a las catacumbas, en uno de esos restaurantes típicos de esa zona, con sus camareros vestidos de romanos y con cuádrigas en sus jardines. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Si dispones de algún día extra para robar a Roma, puedes hacer alguna excursión. Nosotros dedicamos un día a visitar Positano, en la provincia de Salerno, está un poco lejos pero puede llegar a convertirse en una visita inolvidable, pues sin duda es uno de los pueblos más bellos de Italia. Era algo que teníamos pendiente desde hace tiempo. Creo que es, probablemente, mucho más bonito de lo que imaginaba. Me enamoré de ese pueblo en la película <em>Bajo el sol de la Toscana</em>, cuando Jessica Lange decide viajar a él para conocer a su affaire italiano.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Viajar a Roma puede llegar a convertirse en una catarsis. La mayoría de los viajes lo son, pero quizás esta ciudad remueve la conciencia y el alma como pocas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Para el alma: descanso y buenos alimentos. Allí los encontrarás, sin duda. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Elige bien tu </span><a href="http://www.friendlyrentals.com/es/apartamentos/roma/alojamiento-220.htm" target="_blank"><span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">apartamento en Roma</span></a><span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"> , un sitio bonito dónde recogerte al anochecer, y dónde recobrar fuerzas a la mañana siguiente para aguantar bien el ritmo frenético del día. Déjate seducir por su excelente gastronomía. Come, bebe y empápate en su aceite, auténtico oro comestible. Disfrútala despacio, no tengas prisa. Volverás a ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">No lo olvides, eternidad empieza por R…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-61293812805831839772012-06-28T10:24:00.001+02:002013-01-24T15:20:40.742+01:00Los retos, la vida...<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-DWyknhAr-JU/UQFC_dzOF2I/AAAAAAAAAYg/vmppWYV9tg8/s1600/ballet-shoes.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="282" oea="true" src="http://4.bp.blogspot.com/-DWyknhAr-JU/UQFC_dzOF2I/AAAAAAAAAYg/vmppWYV9tg8/s400/ballet-shoes.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #4c1130;"><strong>“<em>Vive como si fueras a morir</em></strong></span> <br />
<em><span style="color: #4c1130;"><strong>mañana, trabaja como si no</strong></span></em><br />
<span style="color: #4c1130;"><strong><em>necesitaras el dinero, baila como si nadie estuviera mirando</em>"</strong></span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #4c1130;"><strong>Bob Fosse</strong></span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<blockquote class="tr_bq">
</blockquote>
<span style="font-family: inherit;"></span></blockquote>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Hace dos sábados debutó como bailarina J. en un gran teatro, con la escuela de ballet a la que asiste desde hace un año. Se agotaron las entradas apenas dos días después de puestas a la venta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">El teatro a rebosar, sobre todo de padres nerviosos y orgullosos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">A partes iguales.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Se abre el telón. Silencio. En la apertura, doscientas bailarinas de todas las edades perfectamente alineadas, en preciosa formación. Filas casi eternas de tules blancos y medias rosas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">J., una de las dos niñas de más corta edad, en el extremo izquierdo de la primera fila. Su amiga, en la antípoda, extremo derecho de la primera fila. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Suena la maravillosa Cantata 147 de Bach.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Las niñas empiezan a mover los brazos al ritmo que marca la profesora, escondida entre bambalinas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">J. no se mueve. Los nervios la tienen atenazada. Solo acierta a agarrarse del tutú, estrujándolo con sus manitas. Nos mira fijamente, sin apartar la vista. Ni una lágrima. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Tan sólo esa determinación dibujada en su mirada, que los que la conocemos sabemos, que significa: "<span style="background-color: white;"><span style="color: #666666;"><em><span style="color: #444444; font-family: Georgia, "Times New Roman", serif;"><strong>no pienso bailar delante de toda esta peña ni de coña</strong></span></em>"</span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">En ese momento, me invade una emoción muy fuerte que me deja sin respiración durante unos segundos. Sensación de pecho oprimido, de ahogo. Un orgullo inmenso de ver a mi niña haciendo nada, mientras las demás mueven manos y piernas de manera acompasada. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Está aguantando estoicamente, sin moverse, subida a un escenario ante más de mil personas adultas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Es ahí, en ese preciso instante, cuando me muero de ganas de abrazarla, de correr a su lado y decirle lo orgullosos que estamos de ella. Lo importante que es para nosotros: baile o no baile. Se mueva o no.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;">Eres grande, June. Muy grande!</span></div>
<br />
<br />
<br />
<br />Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-72659371579132071612012-06-18T11:50:00.001+02:002013-01-24T15:22:38.307+01:00Algo así como libertad...<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<span style="color: #4c1130;"><span style="color: #4c1130;"><br /></span></span><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: inherit;"></span></span>
<blockquote class="tr_bq">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.ispaster.net/img/jpg/zubieta4_gran.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><em></em></a></div>
<span style="color: #4c1130;"><span style="color: #4c1130;"></span></span></blockquote>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-uzixH7bRpaM/UQFDn_X1MnI/AAAAAAAAAYs/6B8jj7m335A/s1600/libertad.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" oea="true" src="http://1.bp.blogspot.com/-uzixH7bRpaM/UQFDn_X1MnI/AAAAAAAAAYs/6B8jj7m335A/s400/libertad.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="color: #4c1130;"><span style="color: #4c1130;"><em></em></span></span><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="color: black; font-family: Verdana, sans-serif;"></span></span><br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #4c1130;"><span style="color: #4c1130;"><em>"Para la libertad me desprendo a balazos<br />de los que han revolcado su estatua por el lodo.<br />Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,<br />de mi casa, de todo."</em></span></span><br />
<span style="color: #4c1130;"><span style="color: #4c1130;"><span style="color: #4c1130;"><em>Miguel Hernández </em></span></span></span></blockquote>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="color: black; font-family: Verdana, sans-serif;">Cuando Coro fue seleccionada para el puesto de secretaria en aquél bufete de abogados de Bilbao sus padres se echaron las manos a la cabeza. La niña salía por primera vez del caserío familiar, en Ispaster, y había llevado todo el proceso de selección en secreto, mintiendo sobre sus viajes al Botxo. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="color: black; font-family: Verdana, sans-serif;">A ellos les hubiera gustado que la niña siguiera como hasta ahora, a su lado, ayudando en el negocio familiar, esa vieja carnicería de Gernika, famosa por sus morcillas de verdura que provocan colas los lunes a la tarde. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Pero la niña soltó la noticia en casa con todos los cabos atados. Con el horario del bufete no le quedaba más remedio que quedarse a vivir en Bilbao, así que en el bufete le habían ayudado a buscar alojamiento. Iba a compartir un piso con otras dos chicas, en la calle Ronda. La niña se mostró impasible ante el amago de infarto de su madre. No era la primera vez que su madre recurría a sus dotes de interpretación ante los pobres y fracasados intentos de rebelarse de la niña. Pero Coro, esa niña tan dócil durante 30 años, había tomado ya la decisión de intentar vivir su propia vida y dejar de sentirse oprimida y asfixiada por unos padres tan absorbentes. Coro prometió que pasaría los fines de semana en casa, en el caserío, y los sábados a la mañana ayudaría en la carnicería. Los domingos pasearía junto al aita y el perro por la playa de los piratas, como cada domingo de su vida.</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Así fue como comenzó la vida de Coro a los 30 años. Nunca había tenido amigas ni novio. No había ido de vacaciones y no había pasado una sola noche fuera de la casa familiar. </span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La vida en el piso de la calle Ronda resultó fácil, una de las chicas, Maider, era de Lekeitio y la otra, Covadonga, de Oviedo. Los viernes Maider y ella compartían coche, un viernes cada una, y el domingo quedaban para volver juntas. Covadonga se quedaba sola los fines de semana y solía salir con gente del hospital donde trabajaba como enfermera.</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="color: black; font-family: Verdana, sans-serif;">Lo más difícil que había hecho Marco en su vida, había sido licenciarse en Derecho por Deusto. Al terminar la carrera, empezó a trabajar como socio en el bufete que la madre le había montado a su hermana, en una calle muy próxima a los Juzgados. Marco era un tío guapo y tenía esa prepotencia que sólo la da el haber nacido sin preocupaciones y con todo el camino hecho. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="color: black; font-family: Verdana, sans-serif;">La selección de la secretaria para el bufete la había llevado él personalmente y nada más verla se decidió de inmediato por Coro. </span></span><br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="color: black; font-family: Verdana, sans-serif;">Era guapa, servicial y bajaba los ojos al verle. No sabía si por timidez o por respeto. Pero a él, con esa chulería que le caracterizaba, le gustaba que una mujer bajara la mirada en su presencia. </span></span><br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="color: black; font-family: Verdana, sans-serif;">A su hermana también le gustaba Coro por su dulzura, belleza y presencia. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="color: black;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Eso quedaba bien en el bufete.</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-fareast-language: ES-TRAD;"><span style="color: black; font-family: Verdana, sans-serif;">Las semanas fueron pasando siempre iguales, Coro empezó a desear que no llegara el viernes y que la semana tuviera siete días laborables para seguir trabajando en el bufete. Los jueves a la tarde quedaban las tres chicas en la Plaza Nueva y tomaban unos zuritos antes de ir a casa.</span></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-fareast-language: ES-TRAD;"><span style="color: black; font-family: Verdana, sans-serif;">A veces cenaban fuera, en el Xukela de la Calle del Perro. </span></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-fareast-language: ES-TRAD;"><span style="color: black; font-family: Verdana, sans-serif;">Coro les hablaba de Marco, de lo guapo que era y de los clientes del bufete. </span></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-fareast-language: ES-TRAD;"><span style="color: black; font-family: Verdana, sans-serif;">Covadonga hablaba del hospital y de ese cirujano que le sonreía cada día. Maider era concejal del Ayuntamiento y su trabajo era mucho más aburrido, solía estar deseando que llegara el viernes para marcharse a Lekeitio y ver a su novio.</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-fareast-language: ES-TRAD;"><span style="color: black; font-family: Verdana, sans-serif;">Un viernes de marzo, Coro no llegó a pasar el fin de semana a casa. No apareció tampoco por el piso de la calle Ronda y no amaneció al lunes siguiente en el bufete.</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-fareast-language: ES-TRAD;"><span style="color: black; font-family: Verdana, sans-serif;">Cinco días más tarde de su desaparición, el cádaver de una Coro desfigurada, hinchada y amoratada, era rescatado de la playa de Ereaga, cubierto de algas... </span></span></div>
Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-40376622426674261392010-02-01T11:22:00.008+01:002013-01-24T15:22:47.541+01:00Un círculo...<a href="http://3.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/S2atBQU5piI/AAAAAAAAAWw/DGWYhlMuahc/s1600-h/abstraccion-collab.jpg"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5433220237543188002" src="http://3.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/S2atBQU5piI/AAAAAAAAAWw/DGWYhlMuahc/s320/abstraccion-collab.jpg" style="cursor: hand; display: block; height: 320px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 225px;" /></a> <br />
<div>
<span style="color: #330033;"><em><strong></strong></em></span></div>
<div>
<span style="color: #330033;"><em><strong>"Mirar el río hecho de tiempo y agua<br />y recordar que el tiempo es otro río,<br />saber que nos perdemos como el río<br />y que los rostros pasan como el agua."<br />(Borges)<br /><blockquote>
</blockquote>
</strong></em></span></div>
<div align="justify">
<em>Cuando Olivier comenzó a ir al gimnasio en el mes de septiembre no confié en que fuera constante, pero sigue yendo un par de días por semana, los que no voy yo, y está muy contento con el grupo. Ese par de días suelo aprovechar, una vez acostada J., a ver alguna vieja película o a holgazanear un rato.</em></div>
<br />
<blockquote>
</blockquote>
<div align="justify">
En el bar La Mutua de Mazarredo, los miércoles noche se reunía un variopinto grupo de personajes, pocos pero selectos. El hermano de un conocido director de cine y un par de guionistas; un emergente pintor, Patxi Del Río, la mujer de éste, y un par de amigos de ambos; los que colgábamos los floretes sobre las diez de la noche en aquél desvencijado edificio de escaleras de madera y grandes vidrieras de Uribitarte, dónde teníamos la sala de armas; más los clientes ocasionales que aterrizaban por allí.<br />
Ésos iban variando y nunca eran los mismos. Los anteriores, éramos habituales. El camarero, un pintor fotógrafo que solía exponer en galerías privadas y en el molino de Aixerrota, era el hilo conductor de los grupos y solía ir de uno a otro dando conversación e interesándose por todos. </div>
<div align="justify">
<blockquote>
</blockquote>
</div>
<div align="justify">
Las cervezas las servía en jarra helada y ponía unos cacahuetes tamaño maxi que no recuerdo haberlos probado más buenos que en aquél lugar. Los viernes también solíamos ir a La Mutua, pero el ambiente era diferente. La clientela crecía considerablemente y sobre todo estaba lleno de grupos que, tras la cena, acudían a probar uno de sus famosos cafés con licor que tanta fama le dieron en su día.<br />
<blockquote>
</blockquote>
</div>
<div align="justify">
Los miércoles eran noches íntimas, bohemias, llenas de humo y algún que otro secreto, con reuniones dónde se trataban temas importantes e incluso vitales. Patxi Del Río, empezó a exponer allí sus cuadros. Su nombre ya era medianamente conocido en el Botxo. Había sido profesor de Bellas Artes pero ahora se dedicaba exclusivamente a la pintura. Malena, su mujer, tan bella como frágil, enseguida se interesó por nosotros. </div>
<div align="justify">
Desde el ventanal de La Mutua se veía la Sala de Armas de la calle de abajo, y casi desde el primer día se acercó y comenzó a charlar. Su fragilidad se la daba una extraña enfermedad que la recluía unas cuatro veces al año en un hospital, y era por ello que no trabajaba. Había sido alumna de Patxi Del Río pero ella ahora tampoco pintaba, vivía exclusivamente para su enfermedad y su marido.<br />
<blockquote>
</blockquote>
</div>
<div align="justify">
Un miércoles, guiados por el camarero, nos convertimos en un solo grupo. Nos fusionamos muy bien y los temas iban pasando de uno a otro. Queríamos saber todo de todos. La relación se fue estrechando. Malena comenzó a acercarse a la Sala de Armas, al principio tímidamente pero enseguida se envenenó con el florete y empezó a recibir clases. Comenzamos a hacer actividades juntos: exposiciones, un día de rodaje, cursos de guionistas de cine en la nueva plataforma de la Plaza de Venezuela, campeonatos en polideportivos de mala muerte y alubiadas con Agustín y Mariluz después de pasear por su bosque. Cenas en el ático de Gran Vía con Patxi y Malena y sábados en Ibarrangelua, en casa del maestro.<br />
<blockquote>
</blockquote>
</div>
<div align="justify">
Patxi Del Río comenzó su ascenso vertiginoso en la pintura al mismo tiempo que el alcohol se iba abriendo paso por sus venas. Empezamos a ver que tenía un problema con la bebida el mismo día que en el bar La Mutua se vendió uno de sus cuadros a una pareja de franceses que habían venido expresamente a ello y que pagaron en efectivo una cantidad desorbitante, mientras era el camarero el que cerraba el trato y Patxi apenas se tenía en pie. Aquella pareja nunca supo que el borracho que se sujetaba a la barra para no caerse era el genio que había pintado ese cuadro.<br />
<blockquote>
</blockquote>
</div>
<div align="justify">
Después de eso todo comenzó a suceder muy deprisa. Patxi seguía vendiendo cuadros, nosotros competíamos a nivel nacional e internacional y ya se hablaba de la cantera del Botxo, uno de los guionistas consiguió un trabajo en Madrid y el hermanísimo empezó a salir con una chica que le quitaba todo el tiempo. Malena se marchó del lado de Patxi, se enamoró de un jovencito 15 años más joven que ella y tuvieron un niño. El edificio desvencijado de Uribarte pasó a la historia para dejar paso a unos pisos de lujo y nos exiliamos a Artxanda, acogidos en una sala de armas que no era la nuestra.<br />
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</blockquote>
</div>
<div align="justify">
Nos perdimos.</div>
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</blockquote>
</div>
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</blockquote>
<div align="justify">
<em>Olivier volvió a casa el miércoles con noticias. Una compañera de gimnasio, una chica enfermera, le había invitado a comer el domingo en el caserío. A los compañeros de grupo más sus familias. Alubias. Su marido es pintor y les gusta recibir en casa.<br /><blockquote>
</blockquote>
</em></div>
<div align="justify">
<em>Es domingo. Llueve. Olivier, J. y yo nos acercamos al caserío dónde estamos invitados a comer. Nos cuesta encontrarlo a pesar de que vivimos en la zona. Aparcamos fuera, el paisaje es precioso. Se divisa el pueblo desde aquí arriba. El verde de los montes con este día de lluvia es tan verde que duele. Se oyen risas en el interior del caserío y bullicio de gente. Olivier toca el timbre, casi de inmediato aparece en el umbral un sonriente Patxi Del Río.</em> </div>
<blockquote>
</blockquote>
Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com23tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-91663937376419939532010-01-25T10:18:00.011+01:002012-06-28T16:14:00.666+02:00Amar una sombra...<a href="http://ketari.nirudia.com/photos/normal/ketari-20071220094617.jpg"><img alt="" border="0" height="240" src="http://ketari.nirudia.com/photos/normal/ketari-20071220094617.jpg" style="display: block; margin: 0px auto 10px; text-align: center;" width="320" /></a><br />
<div align="justify">
</div>
<div align="justify">
</div>
<em>Siniestro delirio amar una sombra.<br />La sombra no muere.<br />Y mi amor<br />sólo abraza a lo que fluye<br />como lava del infierno:<br />una logia callada,<br />fantasmas en dulce erección,<br />sacerdotes de espuma,<br />y sobre todo ángeles,<br />ángeles bellos como cuchillos<br />que se elevan en la noche<br />y devastan la esperanza.</em>(Alejandra Pizarnik)<br />
<br />
<div align="justify">
</div>
<br />
<div align="justify">
La primera vez que Michael atracó su viejo catamarán en el puerto de Lekeitio corría un mes de julio ahogado por la lluvia y sofocado por las altas temperaturas. La expectación que causó en el pueblo su llegada sólo podía ser equiparable a, muchos años atrás, la llegada de un joven y guapo, por aquél entonces, Ramón Mendoza, proporcionando muchas horas de qué hablar cuando se enamoró de Rosario, y pegando uno de los braguetazos más sonados en el pueblo, que le llevaría a ser, muchos años después, el presidente del Real Madrid.</div>
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</blockquote>
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Michael era el prototipo de americano, californiano y buscador de olas. Alto, rubio, con melena peinada nada más que por el viento y el salitre y, pronto, muy pronto, los alrededores de su catamarán se llenaron de jovencitas dispuestas a ayudarle en las tareas cotidianas. Le traían agua, pan y pescado y se ofrecían a enseñarle todos los encantos del pueblo, incluídas ellas mismas. Pero Michael prontó cayó rendido a los encantos de una sola, de Isabel. Isabel era una de esas bellezas inquietantes de ojos verdes y mirada perdida. Solía estar sentada en lo alto de una roca, cual sirena, mirando al horizonte y reflejando el verde de sus ojos en el intenso azul del mar. Quizás por esa mirada distante o por ese halo de indiferencia que la rodeaba, Michael no pudo por menos que enamorarse sin frenos de aquella, aún, adolescente.</div>
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<br />
<div align="justify">
Isabel dudó pero terminó correspondiendo ese amor sin tapujos y del todo sincero. Transcurrió el verano entre paseos en catamarán, chapuzones en la playa y horas de sexo robadas al atardecer, sobre la arena y junto al faro. Hablaban poco. Él apenas hablaba castellano, ella apenas hablaba inglés. Su lenguaje era casi animal y se consumían el uno al otro en días casi eternos, llenos de horas y noches.</div>
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Llegó septiembre y el día de gansos. Michael decidió no irse nunca, vivir allí para siempre. Estaba fascinado, hechizado. Si alguien le hubiera hablado en su América de esa afición de arrancar el cuello a un inocente ganso se hubiera estremecido. Pero allí, embriagado de ese verano y de los ojos de Isabel todo era maravilloso.</div>
<br />
<div align="justify">
Partió en su catamarán una mañana, con la promesa de atar unos cabos y volver, para siempre. Michael tardó cuatro meses en volver. Era un frío mes de enero cuando se divisó desde el Calvario su, ahora más, viejo catamarán. Se le recibió como se reciben a los pesqueros cuando vuelven por fiestas. Como si fuera familia. En enero el pueblo se reduce a muy poca gente y allí estaban todos. Todos menos Isabel. Preguntó por ella, pero nadie sabía mucho. <em>Poca cosa</em>. <em>En realidad ella no era del pueblo</em>, <em>era veraneante</em>. <em>Pero no de las habituales</em>. <em>Nunca supimos mucho de ella. Era el primer verano que aparecía por aquí. Tenía acento de Donosti, igual vive allí.</em></div>
<blockquote>
</blockquote>
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A los pocos días Michael puso a la venta los vinilos traídos desde su casa, en América, en la cubierta de su catamarán. Discos, libros, postales y recuerdos formaban un curioso mercadillo. De esa manera cayó en manos de mi padre un disco de un jovencísimo y desconocido Willy Deville, que aún hoy anda por casa. Michael buscó trabajo en el puerto y lo encontró. Hoy sigue allí. Su melena rubia de antaño ahora es blanca. Su cara surcada de arrugas, del sol y de la mar, le dan un aspecto de náufrago romántico. Su acento marcado y sus ojos azules, tristes desde aquél verano, le vuelven tierno. </div>
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Nunca se volvió a marchar. Nunca la volvió a ver. Isabel se convirtió en sombra de un recuerdo y, en ocasiones, en esa duda lacerante de si realmente esa mujer llegó a existir.</div>
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</div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com21tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-75533550466675063242010-01-20T09:57:00.004+01:002010-01-20T18:57:31.092+01:00Mayo...<a href="http://www.donostiakultura.com/upload/eventos/Libu-KirmenUribe.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 350px; DISPLAY: block; HEIGHT: 235px; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="http://www.donostiakultura.com/upload/eventos/Libu-KirmenUribe.jpg" /></a> <div><div align="left"><span style="color:#330033;"><em></em></span></div><div align="left"><span style="color:#330033;"><em></em></span></div><br /><div align="left"><span style="color:#330033;"><em>Déjame mirarte a los ojos.<br />Quiero saber cómo estás.<br /></em>(Rainer W. Fassbinder)<br /></span><br /><span style="color:#330033;">Mira, ha entrado mayo,<br />Ha extendido su párpado azul sobre el puerto.<br />Ven, hace tiempo que no sé de ti,<br />Se te ve tembloroso, como esos gatitos que ahogamos siendo niños.<br />Ven, y hablaremos de las cosas de siempre,<br />Del valor que tiene ser amable,<br />De la necesidad de arreglárselas con las dudas,<br />De cómo llenar los huecos que tenemos dentro.<br />Ven, siente en tu rostro la mañana,<br />Cuando estamos tristes, todo nos parece oscuro;<br />Cuando estamos fuertes, el mundo se desmigaja.<br />Cada uno de nosotros guarda algo desconocido de las vidas ajenas,<br />Sea un secreto, un error o un gesto.<br />Ven y pondremos verdes a los vencedores,<br />Saltaremos desde el puente riéndonos de nosotros mismos.<br />Contemplaremos en silencio las grúas del puerto,<br />Porque estar juntos en silencio es<br />La mejor prueba de la amistad.<br />Vente conmigo, quiero cambiar de país,<br />Dejar este cuerpo mío a un lado<br />Y meterme contigo en una concha,<br />Con nuestra pequeñez, como los bígaros.<br />Ven, te espero,<br />Continuaremos la historia interrumpida hace un año,<br />Como si no tuvieran un círculo más<br />los abedules blancos de la rivera. </span></div><div align="left"><span style="color:#330033;"></span></div><div align="left"><strong><span style="color:#330033;">Kirmen Uribe</span></strong></div><br /><div align="left"><blockquote></blockquote></div><blockquote></blockquote><br /><div align="justify">Cuando Patxi López eligió este poema para leerlo en su acto de investidura me sorprendió. Kirmen lleva años haciendo navegar sus versos, primero desde la orilla del puerto de Ondárroa y después desde la orilla del Hudson, en Manhattan. Pero fue en el New Yorker donde primero publicaron este poema, en inglés. Ahora ya ha llegado su reconocimiento, ha publicado su primera novela y Kirmen Uribe tiene un sitio en la narrativa actual. Pero se lo ha ganado a pulso. Han sido años de ser poeta, de madurar versos a la sombra de las escasas higueras que quedan en este país.</div><br /><div align="justify">Años pisando salas de bibliotecas leyendo poemas, ante un escaso público, en las semanas de la poesía que organizan los Ayuntamientos y que, curiosamente, no duran más de tres días.</div><br /><div align="justify">Espero que no se deje embriagar por los efluvios de esa popularidad que le ha traído una novela y nos deje huérfanos de esa poesía que nos alimentó, a algunos pocos, durante estos años.</div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify"></div></div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-23451049317730591772010-01-18T09:39:00.006+01:002010-02-01T14:18:02.481+01:00Y si fuera cierto...?<a href="http://4.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/S1Qll3w-BwI/AAAAAAAAAWg/NNY9ehPUzts/s1600-h/soledad.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 240px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5428004783443019522" border="0" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/S1Qll3w-BwI/AAAAAAAAAWg/NNY9ehPUzts/s320/soledad.jpg" /></a> <div align="left"><em></em></div><div align="left"><em></em></div><div align="left"><em></em></div><div align="right"><em>"Espero curarme de ti en unos días.</em></div><div align="right"><em>Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte.</em></div><div align="right"><em>Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.</em></div><div align="right"><em>Me receto tiempo, abstinencia, soledad"</em></div><div align="right"><em>(Jaime Sabines)</em></div><div align="left"></div><blockquote></blockquote><div align="justify">La semana pasada tuve que acercarme a una Administración Pública para tramitar un papeleo. Siempre me entran sudores cuando tengo que hacerlo. Cogí mi número como si se tratara de la pescadería y me senté a esperar. Me fijé en ella casi de inmediato. Su cara se me hacía tan conocida que no podía apartar la vista. Su pelo rizado, su cara redonda, su mirada triste. Todo en ella me resultaba familiar, pero no era capaz de ubicarla. Estaba tan ensimismada intentando recordar que cuando me quise dar cuenta ya me tocaba el turno y, casualmente, en su mesa. Al sentarme y mirarla de cerca, caí inmediatamente. Ella se levantó sonriendo y me plantó dos sonoros besos en las mejillas. Cuánto tiempo!. Habíamos estudiado muchos años juntas pero hacía más años que no nos veíamos. Nunca más habíamos vuelto a coincidir en todo este tiempo. Pues, aunque nuestra relación siempre fue cordial, nunca llegamos a intimar lo suficiente.</div><div align="justify">Hablamos deprisa, atropelladamente. Ella me tramitó el papel que necesitaba para la próxima declaración de Hacienda y me pidió que la esparara unos minutos para salir a la calle a tomar un café.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">Fuimos a la cafetería que está al lado, junto a la estación de autobuses. Nos sentamos en una mesa, junto a la ventana, y pedimos café. Las dos hablábamos muy deprisa, nos contamos muchos años en pocos minutos, casi hablando a la vez. El café se enfriaba en la mesa. Hablamos de estudios, trabajos, amigos, gente conocida, vecinos e incluso de <a href="http://botxo.blogspot.com/2007/04/te-recuerdo-como-eras-en-el-ltimo-otoo.html"><strong>aquél chico</strong> </a>que a todas nos marcó tanto.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">Hubo un silencio. Aproveché para tomar un sorbo de mi café y ella se puso seria. Me preguntó si recordaba a su novio del instituto. Claro!. Me contó que años después, muchos años después seguían juntos. Estaban preparando su boda, hace dos años, cuando a él le detuvieron. Le acusaban de violación de una menor, en el parque que hay junto a la casa de ella. Me lo contó llorando, superada y nerviosa. No supe reaccionar. Recordaba a un chico tímido, callado, muy educado y que, todos los días, la esperaba para acompañarla a casa tras las clases. Recordaba a aquél muchacho que en todas las fiestas permanecía sentado con su Coca-Cola en la mano.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">Ella seguía hablando, me contó que suspendieron la boda, que sigue en la cárcel, que le declararon culpable y que había un testigo. Me contó que era imposible creer esa historia, que él siempre había sido maravilloso con ella en todos esos años y que no podía ser cierto. Ella le visita en la cárcel pero va espaciando las visitas. Le duele, le pesa, le agota la situación. Me habló de las explicaciones que tuvo que dar, de las miradas, de las vecinas, de ese parque que tenía que atravesar cada día hasta que decidió mudarse.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">La abracé. Le di mi teléfono y un beso muy fuerte. La acompañé de vuelta a su trabajo y la volví a abrazar. Le dije que confiara en ella, no en él ni en la gente. En ella.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">Y si fuera cierto...? me dijo....</div><div></div><br /><div></div><br /><div></div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com25tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-53286329913206233902009-12-10T11:36:00.007+01:002010-01-19T08:10:14.512+01:00Los chinos son geniales...<a href="http://4.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/SyDRxO3Ru8I/AAAAAAAAAV4/jwmXzQqN1DM/s1600-h/mao2.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 239px; DISPLAY: block; HEIGHT: 320px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5413557395833076674" border="0" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/SyDRxO3Ru8I/AAAAAAAAAV4/jwmXzQqN1DM/s320/mao2.jpg" /></a> <div align="justify"></div><br /><div align="justify">Antes de que abriera sus puertas el <a href="http://www.restaurantemao.com/">Mao</a>, en Bilbao era imposible comer un buen sushi. Vino precedido por la calidad de su hermano mayor, el <a href="http://www.restauranteasiachic.com/">Asia Chic</a>, un restaurante que cuando aterrizó en la calle Ledesma supuso un auténtico caos en cuanto a listas de espera, algo hasta entonces desconocido en el Botxo. Cenar en él supuso un auténtico reto y se llegó a convertir en una verdadera carrera de obstáculos, nunca se reservaba con demasiada antelación o no se acertaba con el día y menos con la mesa. Creo que fue el primer restaurante en Bilbao que causó esa sensación tan neoyorkina de querer estar en una lista de espera y poder cenar por fin en un lugar del que todos hablaban. Luego ya llegarían el Kíkara, Sua, A Table, Mina, etc...</div><div align="justify">Yo creo que me hice fanática del sushi y del sashimi antes de probarlo, leyendo a Mishima, Murakami y Amélie Nothomb. Pero cuando lo probé tuve la mala suerte de que me encantó. Es mala suerte porque no es fácil encontrar un buen lugar para comerlo. El Mao es un sitio aceptable, pero nada más. Un sitio dónde poder satisfacer el gusanillo del sushi pero aún no tenemos un sitio de categoría dónde poder desgustar un buen sashimi servido sobre hielo picado como en el <a href="http://www.zumarestaurant.com/zuma_uk.html">Zuma</a> de Londres o el <a href="http://www.restaurantekabuki.com/">Kabuki</a> en Madrid, verdaderos templos asiáticos.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">En Bilbao, los restaurantes asiáticos los llevan los chinos, al igual que los restaurantes chinos y algún que otro restaurante de pintxos. Los chinos se están haciendo, poco a poco, con el mercado gastronómico de la city. Si algo se puede destacar de la comunidad china es su profesionalidad. Hasta en sus horas más bajas son auténticos profesionales y no desfallecen. </div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">Este viernes pasado, celebramos una cena de chicas en el Mao. La reserva estaba hecha desde hacía un mes, previendo la víspera de puente, pero aún así nos sorprendió encontrarnos el local a reventar de gente y una gran fila de gente que salía hacia el exterior del local de la calle Íbañez de Bilbao. Cuando conseguimos meter la cabeza por esa estrecha puerta vimos a una eficiente chica que gestionaba, amablemente, teléfono, ordenador, libro de reservas, tarjetas de crédito, cambios, propinas y atención personal. Todo ello sin mover una pestaña, con una sonrisa y sin levantar el tono de voz en ningún momento. En cinco minutos nos acomodaron en nuestra mesa. </div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">Los chinos son geniales!</div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">Al poco llegaron nuestras cervezas Saporo y el sushi moriawase acompañado de jengibre, wasabi y salsa de soja. California sushi, nigiri sushi y maki sushi. Adoro el wasabi, me encanta esa sensación de quemazón de garganta y dar un buen trago de cerveza japonesa. El menú lo completamos con tempura de langostinos, tallarines tepanyaki y <em>se-chuan</em> (no sé cómo se escribe!) de buey. De postre sorbete de fresa y té verde.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">Después la noche de Bilbao, que ya apenas la reconozco...</div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com20tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-59932203253004836612009-12-02T11:08:00.003+01:002009-12-02T11:27:29.884+01:00Soldadito marinero...<a href="http://3.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/SxY81crhd6I/AAAAAAAAAVw/3m-uN_MDEUQ/s1600-h/fito.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 141px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5410578891261704098" border="0" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/SxY81crhd6I/AAAAAAAAAVw/3m-uN_MDEUQ/s320/fito.jpg" /></a><br /><div align="right"><em><span style="color:#330033;">"Escogiste a la más guapa y a la menos buena</span></em></div><div align="right"><em><span style="color:#330033;">Sin saber cómo ha venido te ha cogido la tormenta"</span></em></div><div align="right"><em><span style="color:#330033;">(Soldadito marinero. Fito & Fitipaldis)</span></em></div><blockquote></blockquote><br /><div align="justify">Siempre que puedo voy a verle, este 21 de diciembre en el BEC, al igual que hace dos años. Este poeta urbano, pequeño, con nariz prominente y demasiado bajito para ser de Bilbao es capaz de convertirse en un gigante con sus letras mundanas. Su txapela característica y sus patillas son el sello de su imagen, que aunque en ocasiones parezca descuidada transmite mucha personalidad. Antes le veía mucho por Madrid, cuando iba. No sé si es porque los de Bilbao vamos a los mismos sitios en una gran ciudad o era casualidad. Pero le solía ver paseando de la mano con su niño por Fuencarral. Aunque también me encontré con Patxi, un viejo compañero de deporte, en medio de la Puerta del Sol, en un puente de diciembre. Así que puede ser cierto lo de que los de Bilbao tenemos imán para encontrarnos. </div><div align="justify">Ahora, a Fito, le suelo ver subido en un escenario, en un concierto abarrotado de gente o comiendo en ese viejo restaurante de Atxuri que tanto nos gusta, comiendo besugo al horno. Poeta y sibarita...</div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-51803048416862389122009-12-01T07:36:00.004+01:002013-04-11T20:42:47.617+02:00Comienza diciembre...<a href="http://3.bp.blogspot.com/_3GGDgXFQMQ4/SqjNyG6YX5I/AAAAAAAAB_g/_TFfrST8-nU/s400/feliz-cumpleanos.jpg"><img alt="" border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/_3GGDgXFQMQ4/SqjNyG6YX5I/AAAAAAAAB_g/_TFfrST8-nU/s400/feliz-cumpleanos.jpg" style="cursor: hand; display: block; height: 315px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 315px;" /></a><br />
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Hoy me despertó el olor humeante del café y alguna risa ahogada en el pasillo. Hoy me despertaron con besos divertidos y en tono de guasa. Encima de la cama apareció una caja enorme envuelta en papel de regalo dorado y con un lazo de raso negro. En la cocina, un brioche de la Pastelería Suiza y a su lado un bono de fin de semana para tres. Hoy me tiraron de las orejas, también.</div>
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Es mi cumpleaños...</div>
Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-72370656440653329572009-11-26T10:37:00.008+01:002009-11-26T11:38:36.063+01:00Una de lluvia y pintxo...<a href="http://media.salir.com/_images_/verticales/c/2/a/a/6362-berton-jardines_11_no.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 600px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="http://media.salir.com/_images_/verticales/c/2/a/a/6362-berton-jardines_11_no.jpg" /></a><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Desde que vivimos aquí, en este lugar donde la ría dobla la esquina, busco cualquier disculpa para acercarme al Botxo. </div><div align="justify">Ahora, con el deber de vigilar la casa de mi amiga, se me ha presentado en bandeja la visita cada dos días a mi querido Casco Viejo, a ese lugar del que tanto me costó salir y con el que sueño, casi cada noche, con volver.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">Ayer a la tarde nos sorprendió la lluvia, a J. y a mí, saliendo del ático de la calle del Víctor y después de acercarnos a saludar en la perfumería de enfrente se me ocurrió ir al Berton. J., ese ángel, de alas color rosa, que me persigue (o a la que yo persigo) desde hace dieciséis meses ya había merendado, pero la tarde era perfecta para uno de esos zuritos rematados con cerveza negra tan personales del Berton. No para J., que aún no bebe, sino para mí. </div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">La última vez que estuve, hace dos semanas, era domingo, así que ayer me sorprendió ver el local casi vacío, excepto por dos parejas. De los camareros habituales no había ninguno. No estaba el moreno alto tan simpático, ni el moreno alto menos simpático pero más servicial. Ni el moreno delgadito. No había ningún moreno, en definitiva. Una camarera con cara de cansada se acercó para preguntarme qué quería con un airado gesto de cabeza, pero sin mediar palabra. Ni un <em>buenas tardes</em> siquiera. Eso sí, era morena. Pedí un zurito y un pintxo. Se oyó desde mi extremo de la barra el grito de <em>un pintxo de foie!.</em> Así que la camarera no era muda. Desde la cocina asomó una cabeza con gorro blanco. El cocinero. Asiático. Nunca he sabido diferenciar a los autóctonos de esa parte de Asia. Llegó el pintxo y le pasé a J. un trocito de pan. Ella está, en estos momentos, en esa fase en la que el pan es lo mejor del mundo, aunque ya apunta maneras de sibarita. El foie era la mitad de tamaño que hace unos meses y la manzana estaba como hecha a desgana, con prisa. Un toquecito de mermelada de frambuesa, apenas perceptible. </div><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Qué ha pasado con el Berton? Por qué todo lo que es bueno acaba convirtiéndose en mediocre?</div><div align="justify"></div><div align="justify">Pasamos por la tahona de Jardines a comprar un pan de pasas y nueces, que a pesar de los años, siguen haciendo igual. A veces me asusta que me cambien las cosas, las que yo considero mis cosas.</div><div align="justify">Creo que me estoy haciendo mayor.....</div><div align="justify"></div><div align="justify"></div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-92081365578671047112009-11-24T09:21:00.006+01:002009-11-24T14:23:42.022+01:00Una despedida temporal...<a href="http://4.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Swuf7xUHjkI/AAAAAAAAAVo/zc1F4LAMS_4/s1600/aeropuerto.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 212px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5407591626787229250" border="0" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Swuf7xUHjkI/AAAAAAAAAVo/zc1F4LAMS_4/s320/aeropuerto.jpg" /></a><br /><div align="right"><em>"Quizá estar vivo sea esto: perseguir instantes que mueren"</em></div><div align="right"><em>(Muriel Barbery)</em></div><br /><div align="right"><em></em></div><div align="justify">Sentí el tintineo de las llaves al caer a mi bolsillo mientras nos besábamos. Aspiré con fuerza su perfume, ese aroma tan de ella durante estos últimos años y empecé a notar ya esa sensación de pérdida, de abandono. Ese vacío en el estómago y el vértigo de notar ya su ausencia. Siempre hay cuatro grados menos de temperatura al otro lado del control de pasaportes de un aeropuerto. Siempre hace más frío para el que despide que para el despedido.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">Me quedé allí, esperando, en ese espacio gris en el que sólo hay prisas o alegría para el que se va y tristeza para el que se queda. Metí la mano en el bolsillo y toqué las llaves, las llaves de su casa, en la calle del Víctor. Ese ático reformado con tanta ilusión hace apenas dos años, con el propósito de ser un nido en el que cobijar una familia y un futuro.</div><div align="justify"><em><blockquote><em></em></blockquote></em></div><div align="justify"><em>No estarás huyendo?</em> le había preguntado de camino al aeropuerto. Me asusta pensar que ha tomado el camino fácil, poner tierra de por medio, alejarse del problema y cerrar los ojos. </div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">Me giré para marcharme ya, no la veía desde hace un rato y supuse que estaría esperando en la puerta de embarque. Sonó mi nombre amplificado por el eco y me giré: <em>No estoy huyendo, sólo busco tiempo. </em>Recuerdo esas palabras ahora, tres días después, y ahora sí las entiendo. Pasaré por la casa de la calle del Víctor a regar sus plantas y a recoger el correo, mientras ella persigue instantes, esperando encontrar tiempo. </div><div align="justify"><blockquote></blockquote></div><div align="justify">Ojalá lo encuentre pronto...</div><div align="left"><em></em></div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-36637528681339740862009-07-28T10:48:00.009+02:002009-07-28T11:52:32.023+02:00A sus pies, a sus órdenes, Boss...<a href="http://1.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Sm68qWv__4I/AAAAAAAAAVg/FVvvkX5E60M/s1600-h/bruce-bilbao.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5363431642092273538" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 309px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Sm68qWv__4I/AAAAAAAAAVg/FVvvkX5E60M/s320/bruce-bilbao.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify">Estaba previsto que comenzara a las 21:30 pero ya casi se demoraba en media hora y Bruce estaba fuera del escenario sacando fotos al público, a ese público ilusionado y expectante que llenaba por completo el aforo de la Catedral. Treinta y seis mil personas. Un ambiente tranquilo, alegre. Sabíamos que iba a merecer la pena y que él siempre comienza tarde sus conciertos. Le gusta caldear el ambiente. </div><br /><blockquote></blockquote><div align="justify">Diez de la noche, se apagan las luces. Aparece de repente y sin previo aviso Nils Lofgren con su acordeón tocando “<em>Desde Santurce a Bilbao</em>”, ya nos habían ganado. Ya estábamos completamente entregados y sale Bruce al escenario junto con el resto de la E Street Band. Todos vistiendo de negro. "<em>Kaixo Bilbao, hemen nago eta pozik</em>" (Hola Bilbao, aquí estamos y estoy feliz). Aplausos, carne de gallina, emoción. Se me llenaron los ojos de lágrimas, me emocionó mucho el verle, tenerle delante, su fuerza, esa vitalidad que sale arrolladora y te empuja removiendo el estómago y las mismas tripas. <strong><em>The ties that bind</em></strong> fue su primera canción, y nos unimos con esos lazos a él. Éramos dos, el público y él con su maravillosa banda. </div><blockquote></blockquote><div align="justify">Fueron tres horas de rock, de canciones cantadas con una fuerza que por momentos pensaba que el arco de San Mamés iba a caer encima nuestro. Dos pantallas gigantes a los lados del escenario permitían ver al Boss de cerca, las gotas de sudor que corrían por su frente, las arrugas de esos espléndidos 59 tacos y esa figura que mantiene igual que a los 20, aunque con la cintura más ancha. Una pantalla detrás del escenario con imágenes de su nuevo disco, del concierto, de su banda, de nosotros, de él. Nos emborrachamos de esa voz con aroma de bourbon, adrenalina corriendo por las venas, el corazón latiendo fuerte, con prisa. Borrachos de <strong><em>Born to Run</em></strong>, coreando a pleno pulmón, casi gritando, creo que los 36 mil a la vez, y creo que hasta acompasados. Carteles con títulos de canciones bailando con ritmo, pulseras rosas en las muñecas que confirmaban que había derecho de estar ahí, al lado del Boss, que merece la pena hacer las colas que haga falta pues las esperas son merecidas, el calor sofocante y cualquier otra penuria con tal de estar a su lado y de tocarle. Fueron tres horas, siempre da más de lo que recibe. Es tremendamente generoso. Cada euro que pagas por una entrada, él te lo devuelve con creces. El domingo en la Catedral fue mágico, alguien lo describió como apoteósico. Puede ser, pero ese tío mueve mareas con su voz y su fuerza y hace que 36 mil personas, la mayoría de Bilbao y muchos del mismo centro de Bilbao, coreen <strong><em>Santa Claus is coming to town</em></strong> en pleno mes de julio y en un día en que las máximas rozaron los cuarenta grados. Y, además, nos dejemos invadir por el espíritu navideño. Además. La despedida fue dolorosa porque una vez que entras en esa vorágine de fuerza arrolladora quieres más, a pesar de estar exhausto, a pesar de oirle a Bruce decir “<em>No más, no más</em>”. </div><div align="justify"><br /><blockquote></blockquote>Pasada ya la una de la madrugada desalojamos la Catedral. Salí todavía emocionada y feliz de asistir a esa noche tan mágica, con un nudo en el estómago, en la cabeza retumbando los acordes irlandeses de <strong><em>The promised land</em></strong> y hasta con las bragas flojas. Aún hoy suena en mi cabeza, como ayer al despertarme, su música, su fuego. Entiendo como nunca porque le llaman The Boss, y puedo decir ahora, casi dos días después de estar allí, que nunca lo olvidaré. Dentro de unos años me volveré a emocionar al recordar que yo estuve allí….</div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com21tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-5085201618002523822009-06-22T07:05:00.004+02:002009-06-22T07:24:23.795+02:00Primer domingo de verano...<div align="justify"><a href="http://3.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Sj8RLN3hCLI/AAAAAAAAAVY/sO9GlBKPG3g/s1600-h/magnolio.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5350013766738184370" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 238px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Sj8RLN3hCLI/AAAAAAAAAVY/sO9GlBKPG3g/s320/magnolio.jpg" border="0" /></a> <blockquote></blockquote>Despertó el día con un sol espléndido, aún con esa bruma cargada de sal y nubes blancas de algodón. Los rayos de sol inundaban la blanca cocina mientras desayunábamos juntos, esa pequeña alegría que sólo ocurre dos veces a la semana.<br /></div><div align="justify"><blockquote></blockquote>Después comenzó la actividad, el frenesí. Habíamos pasado el sábado entero con las compras, los preparativos y esa ilusión de empezar las fiestas de San Juan con una comida en casa. A las once empezó a llegar la gente, con alegría y cargados con sillas, botellas y helados. La terraza se llenó de voces, de risas, de sonrisas lanzadas al aire, de pechos hinchados llenándose del aroma de las flores de magnolio que perfuma desde hace días el salón.<br /></div><div align="justify"><blockquote></blockquote>El mantel lo pusieron los hombres, al igual que la mesa. Las mujeres charlábamos atropelladamente, sobre el moreno del anuncio de Schweppes, el que sale con Nicole. Sobre los niños o, bien bajito, sobre nuestras parejas.<br /></div><div align="justify"><blockquote></blockquote>Me gusta recibir en casa, me gusta esa sensación de poco espacio, de bullicio, de encuentros en la cocina, de baños ocupados, de risas en el pasillo y de charlas junto al fregadero.<br /></div><blockquote></blockquote><div align="justify">La paella hecha con tanto mimo, con tantas manos y con tanta vigilancia, que al final quedó salada. </div><div align="justify">El helado medio derretido porque no entraba en el congelador. </div><div align="justify">El vino fresquito, blanco, ansioso. Las cafeteras rebosantes, el tintineo de los hielos, los bombones con alma de cacao y esa planta bananera, disfrazada de regalo, que tanto tiempo llevaba buscando. </div><div align="justify">La tertulia hasta el atardecer, con una merienda improvisada con sobras y un poco de imaginación. </div><div align="justify">El sonido de la música del concierto, allí, tras la colina, dónde se posa el sol.<br /></div><div align="justify"><blockquote></blockquote>Embriagados de luz, de sol, de azahar y de jazmín dimos la bienvenida al verano. </div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"></div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-1209730508691263302009-05-27T10:18:00.005+02:002009-05-27T10:35:34.417+02:00Rompemos relaciones...<a href="http://2.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Shz3mDe3eLI/AAAAAAAAAVQ/wHGK4DM9nLo/s1600-h/josetomas.bmp"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5340415491296426162" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 243px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Shz3mDe3eLI/AAAAAAAAAVQ/wHGK4DM9nLo/s320/josetomas.bmp" border="0" /></a><em> <blockquote><em>"Para qué sirven los versos si no es para esa<br />noche </em><em>en que un<br />puñal amargo nos averigua, para ese<br />día, </em><em>para ese crepúsculo, para<br />ese rincón roto</em><br /><em>donde el golpeado corazón del hombre se dispone a<br />morir?"</em><br /><em>(Neruda)</em> </blockquote></em><br /><div align="justify"><blockquote></blockquote><blockquote><div align="justify"></div></blockquote></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Tu sangre, y no la del toro, atrae a multitudes. Tachado de loco suicida por muchos. Encumbrado por la crítica. El verdadero toreo, la grandeza del arte de matar. La valentía, el arrojo. No hay miedo. No hay dolor. El morbo de ver si en una de esas corridas a vida o muerte, es el toro el invencible. Si es la espada la que entra en tu pecho o si el asta mata al toro. Sangre.</div><div align="justify">Pero no hay nada tan prosaico, tan eterno, tan grande ni tan noble....</div><blockquote><p align="justify"><em>«Bilbao no debe de tratar ni con chamarileros, ni con vendedores de feria. Vista Alegre es una plaza de toros seria. Desde que iniciamos las negociaciones en noviembre hasta el pasado fin de semana ha llovido mucho. Es tiempo más que suficiente para cansarse. Todo han sido exigencias y condicionantes por parte del matador: los toros, los toreros que completarían el paseíllo, las fechas, los honorarios, la televisión. En cualquier otro sitio le hubieran mandado a hacer puñetas rápidamente. Para nosotros, su contratación era vital pero, insisto, las diferencias económicas han sido insalvables».</em> (Luis Díaz de Lezana, presidente de la Comisión Taurina de Vista Alegre)</p></blockquote>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com26tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-73416886170099092872009-05-21T16:56:00.006+02:002009-05-22T11:07:04.740+02:00Primero la verdad que la paz...<a href="http://1.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/ShVtKJqNCrI/AAAAAAAAAVI/dtP8Xk2jLWI/s1600-h/rectorado.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5338292954476645042" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 240px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/ShVtKJqNCrI/AAAAAAAAAVI/dtP8Xk2jLWI/s320/rectorado.jpg" border="0" /></a><br /><div><em>“¡Oh mi Bilbao, mi Bilbao,</em></div><div><em>mi dulce pasado!, </em><em>¿no eres</em></div><div><em>tú acaso toda la eternidad de mi</em></div><div><em>porvenir?"</em></div><div><em>(Unamuno)</em></div><div><em><blockquote><em></em></blockquote></em></div><div><em></em></div><div align="justify">Al Rectorado, en la calle Libreros, se llega una vez encontrada la famosa y sospechosa rana en la fachada de la Universidad. Hay un timbre, que sólo se puede tocar cinco minutos antes de cada fracción de media hora. Se abre el enorme portón de madera y una señora, que bien podría ser la tía Tula, explica muy bajito las normas y las instrucciones. El portón se cierra de nuevo y reabre exactamente a y treinta o a en punto. Fuimos afortunados o madrugadores y la visita la hicimos sólo nosotros, con la tía Tula. Me quedaba pendiente ver su casa, la casa dónde vivió y, aunque murió en otra, dónde están sus cosas, sus pertenencias, sus libros, su cama de hierro. Aquella vieja maleta con la que un día salió de Bilbao a Madrid, para estudiar. Su toga de rector, su baraja de cartas. Sus pajaritas de papiroflexia. Su alma.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote>Tula, que la imagino también soltera, hablaba con devoción, admiración, vocación y emoción de él. Recitaba los nombres de sus nueve hijos, de su amada esposa. Esperaba paciente y callada a que avanzáramos en aquél lugar en el que hubiéramos pasado una semana si nos hubiesen dejado.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote>Su biblioteca con los libros que leía, en catorce idiomas, y los que le habían dedicado sus amigos. Primeras ediciones. Libros salvados tantas veces que se notaba, aún a través del cristal, el dolor en sus páginas amarillas. Fotografías de Él, de su familia, de Bilbao, del Cántabrico. Cómo no tener morriña en aquél pasillo, sobre esas escaleras o a través de esas ventanas.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote>Se me llenaban los ojos de lágrimas al oir a Tula. Esa pasión camuflada de profesionalidad la delataba a cada paso por aquella casa. No sé si fue fruto de nuestras confidencias sobre que antes vivíamos junto a la calle Ronda, dónde él nació, y sobre nuestros paseos por El Paseo de los Caños lleno de tilos. O fue fruto del tremendo poder que ejerce sobre los adultos nuestra tercer miembro de la familia, pero Tula nos enseñó la zona no incluída en la visita. La zona cerrada a los visitantes, que es dónde los estudiosos de Unamuno trabajan cada día. Menos personal e íntima que el Rectorado, era en su momento la verdadera casa, la que cobijaba la cocina, las habitaciones de los hijos. Ahora eran oficinas, con fotocopiadoras, libros, carpetas y mesas. </div><div align="justify"><blockquote></blockquote>Nos despedimos de Tula, la media hora había pasado. Es amable. Quizás volvamos. </div><div align="justify"><blockquote></blockquote>Al salir de la casa, un fogonazo de ese color ocre que tiene la piedra en Salamanca. Esa piedra que recuerda a Florencia o Siena, que hace parpadear y que, irremediablemente, hace añorar el mar...</div><p align="justify"></p>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-71256382967572560412009-04-21T11:05:00.005+02:002009-04-21T16:36:30.722+02:00Asador Ripa...<a href="http://3.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Se3Y7wboDrI/AAAAAAAAAVA/EIdKNmSYpx4/s1600-h/cartaripa.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5327152455373819570" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 241px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Se3Y7wboDrI/AAAAAAAAAVA/EIdKNmSYpx4/s320/cartaripa.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">El Ripa, en el muelle de Ripa, es uno de esos sitios míticos del Botxo. Uno de esos lugares a los que volver cuando se busca un respiro de las espumas, los risottos y los platos deconstruidos. Junto con El Kerren, otro asador mítico, creo que es de esos pocos restaurantes en los que el recuerdo no supera al presente. </div><br /><div align="justify">Decorado de manera humilde, de estilo marinero, sigue conservando ese sabor de la vieja villa, cuando aún no era cosmopolita ni había turistas. Una mesa con mantel de cuadros, paredes de madera y una carta de dos hojas nada más, con el "fuera de carta" cantado por la voz de la camarera. Un lugar sin maitre. Sin sumiller. </div><br /><div align="justify">Sota, caballo y rey. </div><br /><div align="justify">Gambas de huelva, besugo y txuletón. A la brasa. Todo ello regado con un Dominio de Valdepusa Syrah 2002 del Marqués de Griñón, al que le tuvieron que quitar el polvo a la botella. </div><div align="justify">De postre suflé de chocolate e Idiázabal con membrillo.</div><br /><div align="justify">Afortunadamente, aún no aparece en las guías y tan sólo había dos mesas más ocupadas. </div><div align="justify"></div><div align="justify">Cien por cien recomendable. Cien por cien genuino y auténtico.</div><br /><div align="justify"></div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-56031831325953445462009-04-08T07:57:00.002+02:002009-04-08T08:05:21.365+02:00Maldita primavera...<a href="http://2.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Sdw-dBavDhI/AAAAAAAAAU4/KE5xmy24BMQ/s1600-h/pendula_peak_lg.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5322197527962783250" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 214px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Sdw-dBavDhI/AAAAAAAAAU4/KE5xmy24BMQ/s320/pendula_peak_lg.jpg" border="0" /></a><br /><div></div><br /><div>Sucede que me pierdo en las estaciones. </div><br /><div>Me pierdo en esa hora que lleva prisa, robada a traición durante el amanecer, y que hace volver locos a los relojes. </div><br /><div>Me pierdo en los espejos empañados, en el óxido de las espadas y en ese color morado, casi negro, de los tulipanes. </div><br /><div>Sucede que me marea el intenso olor del azahar y de las flores de almendro. </div><br /><div>Tengo vértigo de esas nubes que corren en un cielo engañoso, y flaqueo delante de la hierba recién cortada en los parques. </div><br /><div>La primavera me mata.</div><br /><div>Me agota esta astenia primaveral, a la que antes, de jovencita, le llamaban “amor” y no recetaban vitaminas…</div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com24tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-89814205106956603882009-03-18T20:34:00.002+01:002010-01-19T11:06:16.940+01:00Feliz día...<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><p><object width="425" height="350"><param name="movie" value="http://youtube.com/v/gpOkURgetCU"><embed height="'350'" width="'425'" type="'application/x-shockwave-flash'" src="'http://youtube.com/v/gpOkURgetCU'/"></embed></object></p><p>Tengo el recuerdo borroso de unas zapatillas de cuadros entre nebulosas de humo de Ducados.<br />Unas poesías rimadas sin prisa, en las tardes, cuando caían los versos sobre los tomates del huerto.<br />Sus dibujos a carboncillo.<br />El estanque que un día lo llenó de nenúfares y más tarde de ranas.<br />Los pastelillos que hacía mi madre para desayunar con chocolate caliente.<br />Las carolinas del mediodía, en la bandeja de pasteles.<br />Tengo el recuerdo de sus ojos verdes enmarcados en aquél mar de pestañas que los cobijaba.<br />Su voz que aún, cerrando los ojos por las noches, la oigo.<br />Feliz día.<br />Feliz día para todos los padres, en especial para el que vuelvo a tener en casa, aunque no sea el mío.<br /></p></div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com20tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-12005190320080657302009-03-16T09:45:00.006+01:002009-03-16T10:14:44.313+01:00Aire libre...<a href="http://4.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Sb4R7_3QyTI/AAAAAAAAAUw/yytCh75w2sY/s1600-h/Blas.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5313704332796938546" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 296px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Sb4R7_3QyTI/AAAAAAAAAUw/yytCh75w2sY/s320/Blas.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify">Si, como dice el bolero, veinte años no es nada, qué o cuánto son treinta años?. Hoy, a las siete y media de la tarde en la biblioteca de Bidebarrieta. Treinta años de su muerte. Me hubiera gustado conocerle, pasear con él y mirar escaparates juntos. Vendrá alguien detrás de estas palabras a decir que fue un triste. Pero acaso no hay que ser triste e incluso un poco moñas para escribir poemas que derritan el alma?, acaso no hay que irse a Madrid, en ocasiones, para llorar Bilbao?. No se quedaba pequeño el vate, Neruda, cuando escribía sobre Chile o sobre Matilde?. Pues eso...</div><div align="justify">Un brindis por Blas, que sonreía de lejos a los árboles y escupía sobre los curas...</div><blockquote></blockquote><div><em>Si algo me gusta, es vivir.</em></div><div><em>Ver mi cuerpo en la calle,</em></div><div><em>hablar contigo como un camarada,</em></div><div><em>mirar escaparates</em></div><div><em>y, sobre todo, sonreír de lejos</em></div><div><em>a los árboles... </em></div><blockquote><em></em></blockquote><div><em>También me gustan los camiones grises</em></div><div><em>y muchísimo más los elefantes.</em></div><div><em>Besar tus pechos,</em></div><div><em>echarme en tu regazo y despeinarte,</em></div><div><em>tragar agua de mar como cerveza</em></div><div><em>amarga, espumeante. </em></div><blockquote><em></em></blockquote><div><em>Todo lo que sea salir</em></div><div><em>de casa, estornudar de tarde en tarde,</em></div><div><em>escupir contra el cielo de los tundras</em></div><div><em>y las medallas de los similares,</em></div><div><em>salir</em></div><div><em>de esta espaciosa y triste cárcel,</em></div><div><em>aligerar los ríos y los soles,</em></div><div><em>salir, salir al aire libre, al aire.</em></div><div><em></em></div><div><em>(Aire libre, Blas de Otero)</em></div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-29913310896778449242009-03-12T11:37:00.006+01:002009-03-12T19:00:00.078+01:00Blanco...<a href="http://2.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Sbjl_y2Ms2I/AAAAAAAAAUo/X2GplRXQVN8/s1600-h/blanco.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5312248644627116898" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; HEIGHT: 212px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/Sbjl_y2Ms2I/AAAAAAAAAUo/X2GplRXQVN8/s320/blanco.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify">Era el maestro de mi maestro, en realidad. No daba clases a alumnos nuevos, salvo excepciones. Durante un verano yo fui una de esas excepciones. Su casa, en Colón de Larreátegui, tenía un aire muy francés. El salón de atmósfera pesada y absorbente, las flores naturales, la ventana abierta al ruido de la calle. La sala de armas, clásica, enmoquetada. Con chimenea, espejos y armero. Un pequeño aseo, con ducha, hacía las veces de vestidor. Sus normas, estrictas. Chaquetilla blanca impoluta y guante limpio. Corregíamos posturas, día tras día. Espalda, brazo y piernas. La guardia como principio, como base. Muy clásica. Muy francesa. Muy baja de piernas. Muy alta de brazo. La técnica venía después, según él. Golpe recto, uno, dos. Fondo. Marchar y romper continuamente, hasta la extenuación. Hasta la perfección. Tenía la sensación de encontrarme en clases de baile, en lugar de con un arma en la mano. En ocasiones, el maestro, organizaba combates entre alumnos. Sólo daba las órdenes: <em>en garde, pré, alé, alto, adelante</em>. Pero nunca arbitraba. Código de honor, nada más. A la vieja usanza, como los verdaderos duelistas. Después de salir de allí solía ir al club. Mantenía las posturas clásicas y mi maestro sonreía, orgulloso. Los combates arbitrados y enchufados. La luz roja o verde marcaba el tocado, sin dejar lugar al honor, a declararse tocado o <span style="FONT-STYLE: italic">touché.</span> Los arrestos que aplaudía mi maestro eran continuamente corregidos por el suyo. Demasiado moderno, solía decirme. </div><div align="justify"><blockquote></blockquote>Hace poco me enteré de su muerte. </div><div align="justify">Le lloré. Siempre fue especial.</div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com20tag:blogger.com,1999:blog-35499415.post-23939598844762100952009-03-09T09:23:00.009+01:002009-03-10T12:50:08.589+01:00Rojo...<a href="http://3.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/SbTTCZV7AyI/AAAAAAAAAUI/h9Wh8Xo3GZc/s1600-h/ispaster.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5311101898692690722" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 251px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_bmMDcyl7Sd8/SbTTCZV7AyI/AAAAAAAAAUI/h9Wh8Xo3GZc/s320/ispaster.jpg" border="0" /></a> <blockquote><p>"De todos los lugares del pasado la memoria prefiere,<br />en ese amanecer o en esa noche, el rincón donde viven<br />los antiguos, inútiles futuros,y me levanto de la mesa<br />de los buenos amigos para abrazarme a lo que ya no existe,<br />para darle la mano a los remordimientos,<br />para cruzar por las conversaciones donde se habla de mí,<br />de la parte más negra del infierno que soy,<br />de las mentiras de mi nombre, de mi violencia<br />y mis asesinatos."<br />(Luis García Montero)<br /></p></blockquote><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Le llaman <strong><em>El rojo</em></strong> en el pueblo. Tiene apellido judío aunque él jura que por sus venas corre sangre pirata. De los piratas que desembarcaron un día en la playa de Ispaster y violaron a sus mujeres. Así que es una mezcla de judío y pirata. No tiene padre, nunca lo tuvo. Tiene una edad incierta, es delgado, muy blanco, con gafas redondas y perilla de judío. Moreno de pelo y vegetariano. Aunque yo le he visto mordisqueando un fuet, sentado en el banco de madera que hay frente al cine nuevo, mientras su compañera sentimental no le veía. No tiene muchos amigos, pero es de conversación fácil.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote>Conozco al <strong><em>rojo</em></strong> desde finales de los ochenta. Muchos años atrás, durante una noche de sábado él junto con otro vecino del pueblo y un trabuco de un antepasado suyo, probablemente pirata, robaron la BBK de Ibarrangelu. Se llevaron todo el dinero que encontraron y <strong><em>El rojo</em></strong> lo escondió en su casa. Después, el destino, el transcurso de la investigación y un chivatazo hicieron que en pocos días <strong><em>El rojo</em></strong> y su compinche fueran detenidos. El dinero apareció íntegro escondido debajo de un colchón y el trabuco guardado en el camarote de la vivienda. Todo muy previsible.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote>Durante el juicio, <strong><em>El rojo</em></strong> confesó que había actuado con la idea de pertenecer a E.T.A y el robo de aquél banco sólo era su pase de entrada a la organización. La banda armada jamás asumió aquél acto pero <strong><em>El rojo</em></strong> pasó de ser juzgado como un preso común a ser juzgado y procesado como un preso político. Los años posteriores llegaron con nombres de cárceles diferentes cada cierto tiempo, por motivos de seguridad. Su compañera sentimental se recorrió cada una de ellas y, mientras, en el pueblo no se podía evitar alguna risa cuando alguien nombraba al <strong><em>rojo</em></strong>.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote>De aquellos años nunca le he oído hablar. La única referencia que hace de ellos es que, durante unas largas vacaciones, se leyó <em>El sellor de los anillos</em> y <em>De parte de la princesa muerta</em> una y otra vez, a modo de terapia. Suele estar en el bar <em>El Zulo,</em> tomando Coca-Cola light, no bebe alcohol, dando mitines desfasados y anacrónicos que, en su día, le valieron el mote de <strong><em>El rojo</em></strong>.</div><div align="justify"><blockquote></blockquote>Junto con su compañera sentimental montó una tienda de máquinas de videojuegos y golosinas, en el local del antiguo supermercado, enfrente de la estación de autobuses. Cuando viene a Bilbao le gusta comer en el <em>Iruña</em> y siempre pide huevos revueltos. Y, detrás de las rocas, cuando no es verano, le puedes encontrar leyendo. Siempre el libro más grueso de la librería y, casi siempre, en su mano un bocadillo de chorizo de Salamanca. El mejor chorizo vegetariano del mundo entero...</div>Camillehttp://www.blogger.com/profile/18338754043138688035noreply@blogger.com17