Yo no voy a llegar a tanto, pero si hay que pedirse un cerdo, yo me lo pido con nombre. Un Joselito.
Los jamones Joselito los anuncian como los mejores del mundo, y no son de Bilbao.
Yo no sé si serán los mejores del mundo, tampoco sé si en el resto del mundo compiten por tener el mejor jamón. Pero, soy afortunada de vivir en el país del cerdo y del jamón. Y feliz de haber conocido los jamones de Joselito.
Ayer, a la tarde, en un bar del Casco Viejo en el que la decoración de la barra consiste en jamones colgados de sus patas, vi a una pareja de alemanes extasiados ante un plato. En el plato había dos pintxos: uno de bacalao al pil-pil y otro de jamón. Y los compartieron.
Cada uno comió su mitad y le pasó la otra mitad al contrario.
Después de comer se miraron extasiados entre ellos.
Ay! el amor...