martes, abril 17, 2007

Arepa de mi corazón...

Durante una parte de mi vida, hace ya mucho tiempo, pasé casi dos años en Venezuela. Ha llovido bastante desde entonces. Yo era una niña. Me tocó la época dura del país también.
Aquellos tiempos en que políticamente estaba salvajemente revuelta.
La gente de los ranchitos se echaba a la calle contra la opresión del gobierno y las manifestaciones estudiantiles se saldaban con vidas humanas.
El toque de queda a las seis de la tarde en el que tan sólo se podía estar en la calle con un salvoconducto que pedía la Policía Técnica Judicial (los Petejotas) tan sólo después de disparar.
Tarde. Siempre lo pedían tarde.
Más tarde llegó el estado de excepción en el país, el que más tarde estudiaría en Derecho y no me harían falta ejemplos, en el que no se puede entrar ni salir del país.
Cuando, por fin, se abrieron las fronteras y conseguí abandonar el país, ya nunca más volví.
Allí aprendí que la vida humana en ocasiones no vale nada. Me hice mayor. Vi muchas cosas en la calle. Vi sangre, dolor, lágrimas. Muerte. Terror. Hice cola para el racionamiento de una botella de aceite y cuatro rollos de papel higiénico. Tuve una navaja en el cuello en plena Sabana Grande de Caracas para robarme los pendientes. Una pistola en la sien en una carretera que venía de Chichiriviche porque se suponía que nos habíamos saltado un control de la policía.
Afortunadamente, en aquella época, en Venezuela había censura y ojos que no veían corazón que no sentía. En la televisión pasaban telenovela tras telenovela. Esas mismas que luego llegarían a España causando furor. Yo nunca las he visto. Allí sí, era fan de Rubí Rebelde. Aparentemente allí nada pasaba, menudencias. Disturbios sin importancia. En España, los sábados, Informe Semanal dedicaba reportajes a Venezuela y a los momentos tan graves que vivía. Con cifras de muertos incluídas. Dos versiones diferentes de una misma realidad.
Esa es la parte dura, y más. Lo recuerdo con miedo.


Luego recuerdo el lado amable. Recuerdo el clima. El Caribe es maravilloso y siempre sale el sol. Recuerdo el viento que hacía siempre y que doblaba las palmeras. Recuerdo que la gente era cariñosa y amable. Recuerdo que me llamaban catira y la españolita. Sus playas, algunas en un estado tan salvaje que daba apuro pisar su arena.


Recuerdo que vivía en la urbanización de La Marina de la Lagoven, en Judibana, Punto Fijo, Estado Falcón, Península de Paraguaná y que lo decía todo seguido sin coger aliento. Recuerdo que al principio todo era chevere.


Pero sobre todo recuerdo las arepas, con pasión. Con esa pasión que sólo da el recuerdo, porque nunca más las he vuelto a probar. Al principio me costó hacerme con ellas, a su sabor. A sus rellenos. Carne mechada, cazón, queso blanco, queso amarillo, salpicón de marisco... A mi al principio lo que me gustaba era la cachapa con queso y jamón. Luego ya por fin, caí irremediablemente en la arepa de queso blanco. Perdidamente.
Ahora, que ya ha pasado el tiempo, cuando recuerdo Venezuela, lo que me viene a la cabeza son las arepas. Mis soñadas arepas. Sé que la harina para hacer arepas la venden en el supermercado del Corte Inglés. Y hoy, gracias al blog de Carlos he descubierto que hasta hay una maquinita para hacer arepas y además da la receta para hacerlas perfectas y espaciales. Sé de lo que habla porque yo también tengo un ingeniero en casa y no hay quién les gane. Yo siempre me rindo antes....
En idioma español de buena cepa "pan de maíz"
titúlase la arepa, pero es preciso ser de nuestra tierra
para saber lo que la arepa encierra.
¿Qué señor extranjero que no sepa
como hablamos aquí,
podrá creer que dentro de una arepa
cabe cómodamente una mujer?
Pues cabe, y no ella sola
si no una casa, un radio, una vitrola,
la cesta del mercado
con lo que traiga dentro, el alumbrado.
Las ropas, dos o tres barrigoncitos
y muchas veces, hasta los "palitos"
.....................................................
Símbolo del sustento, yo lo digo
y al decirlo no miento
pues mas que el respetable pan de trigo
simboliza el sustento.

8 comentarios:

manuel allue dijo...

No sé si conoces el excepcional (sí, excepcional) blog "Duelos y quebrantos". Lo editan desde Barquimiseto y está vinculado a una Universidad Libre, la UNEY. Lo escribe un excelente poeta, un hombre culto y sensible que ama, sobre todas las cosas, las arepas. Y la literatura.

Está en http://wwwconuqueando.blogspot.com

Sin punto tras www, tal cual.

Espero, si no lo conoces, que te guste. Es de visita diaria.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Por esta ciudad, se pueden comer algunas arepas para chuparse los dedos. :-)

Maria Luisa dijo...

Querida Camille,
Has escrito muchas cosas. Debo decirte muchas cosas sobre las cuales has escrito. Nuestra Venezuela es tierra hermosa con gente maravillosa.
Hay mucha verdad en lo que recuerdas, pero aquello de lo que hablas con horror sucedió durante pocos días, si acaso alguna semana.

Suceden ahora cosas mucho más tristes que las que narras.

Pronto te contaré sobre unso maravillosos quesos venezolanso que puedes conseguir por allá para rellenar tus arepas... Verás!!

Camille dijo...

Gracias, Manuel, si tú dices que es excepcional es que lo es. Ya lo he estado mirando y tiene muy buena pinta. El post del Nuevo Fervor de Aires es muy bueno. Así que lo visitaré de seguido.

Je billywild y luego te quejas de que pasas hambre, pero si en Niuyor tenéis de tó !!!!! ahora me muero de envidia, más si cabe..

María Luisa, claro también tengo muchos recuerdos agradables, por supuesto. Es un país precioso que lo tiene todo. Es muy rico en muchos aspectos, sobre todo en su multicultura. La diversidad. Su naturaleza salvaje. Selva, montaña, mar, islas...
Recuerdo también llevarle pimientos choriceros desde aquí a la bermeana que regentaba el bar Basque en la calle Candelaria de Caracas, porque le costaba mucho encontrarlos por aquel entonces, y de comer allí unos txipirones en su tinta de quitar el sentido.

Pero, evidentemente, siempre pesan más las situaciones traumáticas. Sobre todo cuando eres muy joven. En tiempo real duró más que unos días, fueron semanas. Y no se vivió igual en la capital que en el interior, eso también es verdad.

Lo de los quesos sí que me interesa pero primero tendría que saber hacer arepas ja ja ja que no sé !!!

pescado del dia dijo...

Desconocía las arepas de tu corazón camille, ahora deseo saber qué sabor tienen.

Maria Luisa dijo...

Camille y Joanet,

Prometo hacerles un blog sobre cómo se hacen las arepas y cuáles son sus sabores.

Les avisaré tan pronto esté listo!

Anónimo dijo...

Hola desde Venezuela. Un poco triste por tu experiencia en nuestro país. Lo peor es que la situación parece no mejorar. Sólo cambian los signos.
Te invito a visitar mi sitio: www.guayabaverde.com

Saludos.

PD me he tomado la libertad de colocar el post de El Talo en mi sitio. Claro, previa citación.

Marta Elena dijo...

Desde Venezuela un saludo amistoso, me pareció bien interesante leer tu visión de mi país e inclusive recordarme momentos que me había olvidado.