
lunes, julio 02, 2007
En garde, prè, alé! ...

viernes, junio 15, 2007
Entre Trip Hop y Bilbao Song: la música del azar...

Brecht nació en Ausburgo en 1898, y después de la Primera Guerra Mundial se fue a vivir a Munich. Allí se encontró con la militancia de izquierda, y sus obras teatrales reflejaron una profunda crítica a la sociedad de la época. En 1924 trabajó en Berlin con el director Max Reinhardt, pero sobre todo dio a conocer su mensaje social con la ayuda de su grupo teatral. También en Berlín y en 1928 empezó a colaborar con el compositor de música Kurt Weill, y después de visto el éxito logrado con algunas obras, un productor teatral les encargó la continuación de una obra anterior, “Die Dreigroschenoper” (opera de tres peniques). Volvieron a reunirse los dos amigos en 1929, y Brecht escribió “Happy End” (Final Feliz), y Weill compuso la música.
La obra mostraba el juego entre el bien y el mal, con la ironía y perspicacia propia de
Brecht. Aunque el libreto lo escribió la secretaria de Brecht, Elisabeth Hauptmann, el dramaturgo completó los poemas de la obra. Uno de aquellos poemas era el llamado “Bilbao Song”. Weill musicó todos, y desde entonces esta bella obra ha sido representada cientos de veces con gran éxito por todo el mundo. En “Happy End”, los autores reflejaron con una ambientación extraordinaria el amor entre una chica de la Armada para la Liberación y un gangster, y Brecht produjo un escándalo el día del estreno, 2 de septiembre de 1929. Bertolt utilizó a su mujer como actriz, y en el discurso final, hizo que leyese unos fragmentos del Manifiesto Comunista.
La obra de Brecht, en tres actos, dio un salto desde los escenarios de Alemania y Estados Unidos a distintos países, y entre los actores y actrices que la han representado desde entonces, se puede encontrar a gente como Liza Minnelli y Meryl Streep, entre otros.Weill compuso para la obra una selección bellísima de música, y hoy en día aún se tocan las piezas de este melodrama en muchos escenarios del mundo, como nos demostró Woody Allen en el concierto que dio en San Sebastián. Desde 1929 muchos músicos y cantantes de renombre, han interpretado el famoso “Bilbao Song”. El músico de jazz Andre Pervin llevó la composición de Weill a las listas de música de EE.UU en 1961. Hizo lo mismo, cantando en francés, la quebequiana Pauline Julien en 1966, y en inglés Andy Williams en 1996 y Marianne Faithfull en 1998. También hay una versión en español, del cantante Víctor Manuel, grabada por su mujer Ana Belén en 1999.¿Pero estuvo Bertolt Brecht en la capital vizcaína para componer “Bilbao Song”? No hay ninguna referencia, y seguramente todo lo que dice el poema es fruto de la imaginación de Brecht. De cualquier modo, eso no resta importancia al valor del poema. Bilbao y Brecht están unidos para siempre por esta canción. (Escrito por Josemari Velez de Mendizabal)
No es fácil olvidar la luna de Bilbao.
Allí vivió el amor
luna de aquel Bilbao.
Tantos deseos,tantos recuerdos
están conmigo hoy,los llevo dentro.
Noches de amor,de diversión
cantando esta canción.
Y es que no hay lugar donde uno pueda estar
tocando el más allá,como en Bilbao.
Si vienes a Bilbao
la luna encontrarás.
Allá en lo alto está
deseando saludar.
El amor pasa
y ella no cambia
te embruja el alma con
su luz plateada.
Sé que les vuelvo a contar siempre el mismo cuento.
Y es que no hay lugar
donde uno pueda estar
tocando el más allá,como en Bilbao.
lunes, abril 23, 2007
Día del libro..
Si pudiera llorar de miedo en una casa sola,
si pudiera sacarme los ojos y comérmelos,
lo haría por tu voz de naranjo enlutado
y por tu poesía que sale dando gritos.
Porque por ti pintan de azul los hospitales
y crecen las escuelas y los barrios marítimos,
y se pueblan de plumas los ángeles heridos,
y se cubren de escamas los pescados nupciales,
y van volando al cielo los erizos:
por ti las sastrerías con sus negras membranas
se llenan de cucharas y de sangre
y tragan cintas rotas, y se matan a besos,
y se visten de blanco.
Cuando vuelas vestido de durazno,
cuando ríes con risa de arroz huracanado,
cuando para cantar sacudes las arterias y los dientes,
la garganta y los dedos,
me moriría por lo dulce que eres,
me moriría por los lagos rojos
en donde en medio del otoño vives
con un corcel caído y un dios ensangrentado,
me moriría por los cementerios
que como cenicientos ríos pasan
con agua y tumbas,
de noche, entre campanas ahogadas:
ríos espesos como dormitorios
de soldados enfermos, que de súbito crecen
hacia la muerte en ríos con números de mármol
y coronas podridas, y aceites funerales:
me moriría por verte de noche
mirar pasar las cruces anegadas,
de pie llorando,
porque ante el río de la muerte lloras
abandonadamente, heridamente,
lloras llorando, con los ojos llenos
de lágrimas, de lágrimas, de lágrimas.
Si pudiera de noche, perdidamente solo,
acumular olvido y sombra y humo
sobre ferrocarriles y vapores,
con un embudo negro,
mordiendo las cenizas,
lo haría por el árbol en que creces,
por los nidos de aguas doradas que reúnes,
y por la enredadera que te cubre los huesos
comunicándote el secreto de la noche.
Ciudades con olor a cebolla mojada
esperan que tú pases cantando roncamente,
y silenciosos barcos de esperma te persiguen,
y golondrinas verdes hacen nido en tu pelo,
y además caracoles y semanas,
mástiles enrollados y cerezas
definitivamente circulan cuando asoman
tu pálida cabeza de quince ojos
y tu boca de sangre sumergida.
Si pudiera llenar de hollín las alcaldías
y, sollozando, derribar relojes,
sería para ver cuándo a tu casa
llega el verano con los labios rotos,
llegan muchas personas de traje agonizante,
llegan regiones de triste esplendor,
llegan arados muertos y amapolas,
llegan enterradores y jinetes,
llegan planetas y mapas con sangre,
llegan buzos cubiertos de ceniza,
llegan enmascarados arrastrando doncellas
atravesadas por grandes cuchillos,
llegan raíces, venas, hospitales,
manantiales, hormigas,
llega la noche con la cama en donde
muere entre las arañas un húsar solitario,
llega una rosa de odio y alfileres,
llega una embarcación amarillenta,
llega un día de viento con un niño,
llego yo con Oliverio, Norah
Vicente Aleixandre, Delia,
Maruca, Malva Marina, María Luisa y Larco,
la Rubia, Rafael Ugarte,
Cotapos, Rafael Alberti,
Carlos, Bebé, Manolo Altolaguirre,
Molinari,
Rosales, Concha Méndez,
y otros que se me olvidan.
Ven a que te corone, joven de la salud
y de la mariposa, joven puro
como un negro relámpago perpetuamente libre,
y conversando entre nosotros,
ahora, cuando no queda nadie entre las rocas,
hablemos sencillamente como eres tú y soy yo:
para qué sirven los versos si no es para el rocío?
Para qué sirven los versos si no es para esa noche
en que un puñal amargo nos averigua, para ese día,
para ese crepúsculo, para ese rincón roto
donde el golpeado corazón del hombre se dispone a morir?
Sobre todo de noche,
de noche hay muchas estrellas,
todas dentro de un río
como una cinta junto a las ventanas
de las casas llenas de pobres gentes.
Alguien se les ha muerto, tal vez
han perdido sus colocaciones en las oficinas,
en los hospitales, en los ascensores,
en las minas,
sufren los seres tercamente heridos
y hay propósito y llanto en todas partes:
mientras las estrellas corren dentro de un río interminable
hay mucho llanto en las ventanas,
los umbrales están gastados por el llanto,
las alcobas están mojadas por el llanto
que llega en forma de ola a morder las alfombras.
Federico,
tú ves el mundo, las calles,
el vinagre,
las despedidas en las estaciones
cuando el humo levanta sus ruedas decisivas
hacia donde no hay nada sino algunas
separaciones, piedras, vías férreas.
Hay tantas gentes haciendo preguntas
por todas partes.
Hay el ciego sangriento, y el iracundo, y el
desanimado,
y el miserable, el árbol de las uñas,
el bandolero con la envidia a cuestas.
Así es la vida, Federico, aquí tienes
las cosas que te puede ofrecer mi amistad
de melancólico varón varonil.
Ya sabes por ti mismo muchas cosas.
Y otras irás sabiendo lentamente.(Oda a Federico García Lorca. Pablo Neruda)
miércoles, marzo 28, 2007
"Sólo puedo exhibirme cuando llevo puesto un disfraz..."

La voz que narra, Nathan [también Nathan, sí] es la del propio Roth, o al menos yo lo intuyo así, a pesar de ser el primer libro que leo de él. También sé que no hace mucho tiempo que se le ha empezado a traducir aquí....y sé que leeré más libros de él.
Lo que la gente envidia en el novelista (...) es su capacidad de autotransformación teatral, la forma en que puede diluir y hacer ambigua su relación con una vida real por medio del talento. El exhibicionismo del artista superior se relaciona con su imaginación; la ficción es para él al mismo tiempo una hipótesis divertida y una suposición seria, una forma imaginativa de investigar; todo lo que el exhibicionismo no es. Contra lo que suele creerse, es la distancia entre la vida del escritor y su novela lo que constituye el aspecto más curioso de su imaginación".
La novela en sí está llena de axiomas, párrafos enteros en los que te sorprendes moviendo afirmativamente la cabeza. Diálogos totalmente brillantes. Para mi esta novela está siendo una catarsis
Al igual que los personajes de la novela, yo también ando metida en la contravida, intentando cambiar el destino y las leyes...
El azar, de nuevo.