jueves, septiembre 27, 2007

Los amigos de los pollos son mis amigos...

De http://www.elcorreodigital.com/ por Alberto Cebrián.

El Casco Viejo bilbaíno acogerá la Fiesta del Pollo el próximo sábado
Gastronomía y tradición avícola se darán la mano este sábado en el Casco Viejo Bilbaíno. La Plaza Nueva será el escenario de la X Fiesta del Pollo de Caserío LumaGorri, un evento tan sencillo como que los asistentes saboreen la sabrosa carne de esta ave criada de manera natural, cocinada a la brasa o a la parrilla y repartida en forma de pintxos al precio de un euro la unidad.
La Fiesta del Pollo comenzará sobre las once y media con un homenaje al restaurador bilbaíno Aitor Elizegi, que será nombrado 'Amigo del Pollo de Caserío'. Tras el homenaje, es cuando se podrán empezar a probar los 3.000 pintxos de pollo a la brasa y a la parrilla. Además, los alumnos y profesores de la Escuela de Hostelería de Leioa prepararán tres recetas diferentes que las personas que se acerquen podrán degustar gratuitamente. Quien esté interesado en conocer cómo viven los pollos de caserío, tendrá la oportunidad de visitar el hábitat a escala que se instalará a tal fin. En él, los criadores ofrecerán información sobre todo el proceso de crecimiento y cría que se les aplica a las aves. Los asistentes podrán conocer múltiples recetas elaboradas expresamente por varios cocineros. Además, se podrá ver en directo cómo se asan en una rustidera mecánica que trabaja sobre carbón vegetal y tiene capacidad para trabajar con treinta aves a la vez.
El cocinero Aitor Elizegi recoge el testigo como 'Amigo del Pollo' de otros grandes de la cocina vasca como Juan Mari Arzak, Pedro Subijana, Martín Berasategi o Karlos Argiñano.
Los organizadores han querido premiarle «por apostar por los productos de la tierra en sus platos y por ser uno de los mejores cocineros de Euskadi». Será reconocido con una makila hecha a mano por un pastor guipuzcoano que simboliza, según los responsables de LumaGorri, «un símbolo de amistad hacia los pollos de caserío». También se le premiará con un pollo como símbolo de que este producto sano y natural «perdure, se siga produciendo y se consuma», afirman.

lunes, septiembre 24, 2007

Absolute Beginners...

En el barrio de Gros, en Donosti, está el Aloña Berri. Joserra Elizondo, el mismo que ha escrito el libro Aloña: Solo Pintxos, atiende cordialmente tras la barra. Explica amablemente cual es el ingrediente de cada pintxo. Pacientemente.
Brandada de bacalao sobre tartaleta de hojaldre con huevo de codorniz escalfado, salsa holandesa y un toque de gratinado. Milhojas de patata, hongos y foie con fina lámina de manzana quemada con soplete. Queso de cabra con higo y nueces. Solomillo de bonito macerado en aceite de oliva a la plancha , de un bonito que pesaba diecinueve kilos, nos explicó. Pulpo con salsa ali-oli. Además también prepara un riquísimo vermouth rojo que a la pregunta de qué lleva esto que está tan rico? el buen hombre te cuenta que le echa un poquito de cava .
Cerca del Aloña se encuentra el Bergara, en el que el pintxo que nos habían recomendado era el Txalupa, una barquita de hojaldre con setas y gambas gratinadas. Y que disfrutamos acompañadas de unas copas de Pago de Carraovejas, un vino tan difícil de encontrar como fácil fue hacerlo allí.
En el Mil Catas, una vinoteca muy especial la estrella fue el bombón de foie con mermelada de manzana y cerezas acompañado de un Enate.
Nos gustó mucho la visita a Gros y la hemos incluido en nuestra pequeña guía para próximas visitas. Donosti es más que la parte vieja, gastronómicamente hablando.
En la imagen, el postre: la firma de Paul Auster.
"I've nothing much to offer
There's nothing much to take
I'm an absolute beginner"
(David Bowie)

La nube negra...



Para Pedro. Con todo mi cariño. Con todo mi pesar.


Cuando busco el verano en un sueño vacío,
cuando te quema el frío si me coges la mano,
cuando la luz cansada tiene sombras de ayer,
cuando el amanecer es otra noche helada,
cuando juego mi muerte al verso que no escribo,
cuando sólo recibo noticias de la muerte,
cuando corta la espada de lo que ya no existe,
cuando deshojo el triste racimo de la nada.

Sólo puedo pedirte que me esperes
al otro lado de la nube negra,
allá donde no quedan mercaderes
que venden soledades de ginebra.
Al otro lado de los pagones,
al otro lado de la luna en quiebra,
allá donde se escriben las canciones
con humo blanco de la nube negra.

Cuando siento piedad por sentir lo que siento,
cuando no sopla el viento en ninguna ciudad,
cuando ya no se ama ni lo que se celebra,
cuando la nube negra se acomoda en mi cama,
cuando despierto y voto por el miedo de hoy,
cuando soy lo que soy en un espejo roto,
cuando cierro la casa porque me siento herido,
cuando es tiempo perdido preguntarme qué pasa.

Sólo puedo pedirte que me esperes
al otro lado de la nube negra,
allá donde no quedan mercaderes
que venden soledades de ginebra.
Al otro lado de los pagones,
al otro lado de la luna en quiebra,
allá donde se escriben las canciones
con humo blanco de la nube negra.

(Luis García Montero)

P.D. Estoy segura de que un Ángel le invitará a txakolí...

jueves, septiembre 20, 2007

Yo también soy judía...

Este agosto hemos paseado bajo la luna de Budapest a orillas del Danubio y por las calles empedradas de Praga. Hemos bebido su exquisita cerveza, saboreado goulash, codillo y salchichas. Nos hemos sumergido en sus maravillosos Spas de aguas medicinales y hemos probado el strudel de cerezas acompañado de café vienés.

Pero lo más sorprendente del viaje ha sido descubrir en directo y no en película lo que supuso ser judío no hace tantos años. Levantar la vista y ver impactos de balas en los edificios tan bellos de art nouveau en la calle Andrassy, hoy patrimonio de la Humanidad.

La Historia se arroja sobre uno con un tremendo peso sobre los hombros al tropezarse de bruces con el monumento de los zapatos en Budapest, en el mismo lugar donde eran arrojados los cadáveres de los judíos al Danubio.
El barrio judío de Praga es tan bello como doloroso. Por un lado, la belleza de sus calles hechas a semejanza de las de París. Sus tiendas de alta costura y sus edificios románticos y modernistas. Y por otro lado su cementerio judío y sus sinagogas. La sinagoga Pinkas me supuso una fuerte impresión. Todas sus paredes están escritas con los nombres de los judíos checos que murieron en la segunda guerra mundial.
Nada más llegar de nuestro viaje en El Semanal de El País encontré un artículo de Rosa Montero...

"Enseñanzas terribles

Rosa Montero

La filósofa alemana Hannah Arendt, autora de Los orígenes del totalitarismo, era una mujer lúcida y honesta que jamás domesticó su pensamiento con dogmas ni lo acomodó a las conveniencias. Nunca dejó de pensar por sí misma, con todos los aciertos y los errores que ese esfuerzo de reflexión conlleva. Ahora ha salido en Destino una espléndida biografía suya hecha por Laure Adler, y leyéndola me he enterado de algo pasmoso: que en los primeros años después de la II Guerra Mundial, cuando salieron a la luz todos los horrores del nazismo, las víctimas del Holocausto fueron más o menos ignoradas e incluso despreciadas por un buen número de judíos, tanto aquellos que estaban intentando formar el Estado de Israel como bastantes intelectuales repartidos por el mundo, entre ellos la propia Hannah Arendt, que había conseguido escapar de la matanza y vivía en Estados Unidos.
Hoy creemos que lo sabemos todo sobre el Genocidio. Se han hecho numerosas películas, se han publicado infinidad de libros. Más de una vez he escuchado a alguien decir que estaba harto de que los judíos "hablaran todo el rato" del Holocausto. Una apreciación que yo no comparto, porque creo que hay que tener siempre muy presentes las atrocidades que cometemos para no olvidar jamás de lo que somos capaces. Claro que hay que hablar del exterminio nazi, y de la carnicería monumental perpetrada por los jemeres rojos; del infierno del estalinismo o de las bombas de Hiroshima y Nagasaki (¿por qué nadie recuerda que causaron 220.000 muertos?).
Algo muy distinto es la utilización del daño sufrido como excusa para justificar cualquier tropelía, como sucede con los halcones israelíes y el terrible drama palestino. Pero ese mal uso político y moral, denunciado ya por Arendt hace décadas, no tiene nada que ver con el sólido horror del Genocidio. Además, se diría que la solución final nazi es una monstruosidad especialmente perversa por la fría lógica que utilizó. Hay un hermoso libro del israelí Amos Oz, Historias de amor y oscuridad (Siruela), que cuenta que, al principio, muchos judíos alemanes no veían a Hitler con malos ojos. Sí, era antisemita, pero traía el orden a una Alemania caótica, y a lo que más miedo tenían los judíos, lo que la historia les había enseñado a temer, eran los desórdenes sociales y las masas de alborotados linchadores. De modo que el Tercer Reich demostró que un sistema metódico y ordenado podía ser aún más atroz que el más completo caos. Y que no sólo el sueño de la Razón produce monstruos, sino también la Razón misma, o algo disfrazado de Razón y que carece de compasión. Una enseñanza que no debemos olvidar.
Pero decía que, aunque hoy creemos saberlo todo del Genocidio, lo cierto es que en los primeros tiempos las pobres víctimas inquietaban e irritaban, por su carga de dolor, a mucha gente. Desde luego a muchísimos gentiles, que no sabían qué hacer con los supervivientes (los volvieron a internar durante años en tristes campos de refugiados). Pero también a muchos judíos. Como cuenta Laure Adler, un miembro del Jewish Committe escribió en una carta a un colega: "Los que han sobrevivido no son los más aptos, sino mayoritariamente los judíos más bajos, que mediante la astucia o los instintos animales pudieron escapar". Y el poeta sionista Hair Nahman dijo lo siguiente: "Huyeron como ratones, se escondieron como chinches y murieron como perros allá donde los encontraban. Eso fue en Europa. Aquí, en Palestina, esto no hubiera ocurrido (...). Aquí, la tierra de Israel produce un hombre nuevo".
Hannah Arendt fue menos brutal, pero también pensó, como muchos otros, que las víctimas se dejaron matar como reses. Que su pasividad fue inexplicable. Como si seis millones de muertos pudieran ser el resultado de una pequeña debilidad de carácter. De un modo u otro, parte de la comunidad judía internacional que no vivió el Holocausto tendió en los primeros momentos a culpabilizar a los que lo sufrieron, y tuvo que pasar algún tiempo hasta que se empezó a escuchar de verdad a las víctimas.
Probablemente, el Holocausto fue una atrocidad demasiado grande, un infierno que no cabía en la cabeza y que tardó en poder ser asumido. Culpabilizar a las víctimas es una manera de negar el horror y de evitar el pánico que el horror produce. Es un recurso ampliamente usado: hemos visto culpabilizar a mujeres maltratadas o violadas, o a personas asesinadas por ETA... He aquí otra enseñanza terrible: los humanos somos bastante miserables y, por lo general, las víctimas molestan."

martes, septiembre 18, 2007

Cuando es el verano el que coge vacaciones...


Cuando es el verano el que coge vacaciones y nos deja a oscuras y sin velas. Cuando no se ha visto a junio paseando en chancletas, ni a julio con sombrero de paja, ni a agosto con gafas de sol, de repente uno amanece en un día lluvioso de septiembre en el que las horas arrastran las hojas y los días arañan la luz. Pero y dónde quedan las estaciones?. Dónde quedan las campanas y los relojes que anuncian el final del verano y el comienzo del otoño?
La lluvia y la bruma lo llenan todo, arrastran el agua de la ría, las nubes, el polvo.
En este Bilbao nuestro uno se da cuenta que tenía razón García Márquez cuando decía que el tiempo es ciclíco. Volvemos a aquel Bilbao ya casi olvidado, en el que los días eran grises, y los veranos lluviosos. Al de los otoños color cobre y el cielo color sepia.
Volvemos a la lluvia, a esa lluvia de donde venimos un poco también.
La ría hoy está preciosa.
Elegante.
La ría hoy está eterna. La niebla posada en la ribera. Los barcos bailando al son y las grúas disfrazadas de fantasmas de sábanas blancas.

lunes, septiembre 17, 2007

Si Mahoma no va a la montaña....


Ay, mi Paul! (leáse con la entonación de "Ay, mi Jose" de la Jurado) años soñando con cruzar el charco para pasear por Brooklyn y tocar al timbre de tu casa de Park Slope. Años soñando con qué te diría si algún día te viera o si el azar, ese azar tan tuyo, hiciera que nos tropezáramos en un banco de un parque o en una charcutería.
En una esquina.
En un cruce de paraguas, bajo un sirimiri.
Ay, mi Paul! aquí me tienes contando los días que faltan para verte.
No he conseguido ir a Brooklyn.
Aún.
Pero el jueves llegas al festival de Donosti como presidente del jurado.
El sábado estrenas tu película The inner life of Martin Frost.
Pase exclusivo para prensa y acreditados. La primera en la frente.
Así que no podré ver la película. Pero no me amilano. Allí estaré. Montaré guardia donde haga falta con tal de verte.
Si véis a una loca gritando como una posesa y agitando El libro de las ilusiones al grito de "Poooooool, write me something, pleaaaseee, lo que seaaaaaaaa".
Pues ésa seré yo.
Mi admiración por Paul es verdadera. Tan verdadera que, realmente, no he sentido por nadie algo así. Hubo otro antes que él, Pablo también, pero cuando le conocí ya había fallecido. Así que hasta llegar a Paul no he podido vivir la experiencia tan maravillosa que supone que mi escritor favorito publique libros, le hagan entrevistas, escriba guiones, ruede películas, reciba premios y sea el protagonista de numerosos blogs y artículos. Hay muchos más escritores que me gustan y a los que sigo, pero no con esta pasión, que no viene solo de lo que escribe sino también de él, de su vida, de su familia, de sus cosas. Todo lo que le rodea me provoca curiosidad y atracción.
Feliz yo que voy a poder disfrutar de verle en persona.
Espero...
Con eso me conformo.

Gracias...

Gracias.
Esta es la primera palabra que me viene a la boca o a la mente o al teclado.
Gracias a todos y cada uno de vosotros por preocuparos o interesaros por mí.
GRACIAS.
He estado dos meses sin acceso a internet. Nada grave. Ya estoy de nuevo en funcionamiento, recuperada...
Ha sido muy bonito encontrar vuestros saludos y vuestros deseos.
Un día aparecí por aquí y comencé a escribir tonterías, pero eso me llevó y me trajo a personas interesantes, apasionantes, diferentes entre sí y muy, muy agradables.
Es bonito sentir vuestra compañía. Es bonito sentir que me echásteis de menos.
Yo......más!.