jueves, febrero 28, 2008

Callejeros...


Todas las ciudades tienen de entre todos los seres que las habitan, algunos más especiales que otros. Me refiero a esos que, de alguna manera, se hacen notar a su paso. Son reconocibles e identificables aún entre una multitud. Algunos son hasta famosos, como Pascual, un simpático negrito al que se puede ver todos los mediodías de domingo cantando con su melodiosa voz, su sonrisa entrañable y sus piropos a todos los niños pequeños que le miran embelesados y tal vez, ilusionados. Pues Basilio, además de ponerle voz, ganas y alegría al Casco Viejo los domingos a la mañana y las tardes de entre semana, ejerce también una vez al año de Baltasar en la Cabalgata de Reyes del Ayuntamiento. Así que además contribuye a esa magia y misterio de un rey mago hecho carne. Y oficio.
En la entrada del metro de Plaza Unamuno, por las mañanas a primera hora, suele estar el protagonista de poner banda sonora a esa Plaza. Un asiático (no soy capaz de mojarme, no acertaría jamás el país) de ojos tristes y su violín. Cuando llegó hace unos tres años se puso en Gran Vía, pero enseguida encontró su lugar en la zona bohemia. Él es frenesí, nervio puro. Pero ojos meláncolicos. Llegó desafinando pero enérgico. Hoy, no desafina. Emociona. A veces, es tan frenético que se le vuelan las partituras. Una vez se las recogí y pude ver más de cerca esos ojos. Seguían igual de tristes. Me gustaría conocer su historia. Imagino que cuando puede come anguila los domingos.
En la fuente del Perro, un hombre abotargado y bañado en alcohol aúlla por las noches, rompiendo el silencio con su dolorosa y quebrada voz. Ese mismo hombre, hace ya bastantes años cantaba a Sabina y Police con esa misma guitarra y otro alma. Y tenía público, sobre todo chicas. Era hasta guapo, pero la vida le ha maltratado. No creo que pase de los cuarenta.
Luego, está Él. Él es ya un anciano. Yo le recuerdo desde siempre. Va con paso decidido, con prisa. Bien vestido. Elegante. Y recita una lista interminable. Son nombres y apellidos. Los recita de memoria, sin titubeos. No sé la historia. Contaban que quizás trabajó en alguna de las navales en la época de la reconversión industrial y esa lista de nombres eran los despedidos. Tal vez Él era el capataz.
El otro día le ví, y me sorprendió. Normalmente se le oye antes de verle. Su voz potente le precede, su lista de nombres. Yo estaba en la acera esperando el verde de un semáforo y oí hablar. Era Él: "De quién es el Titanic, el barco más grande del Mundo? Pues mío, de quién va a ser!". Y qué ha pasado con la lista? con esos nombres? y el Titanic a estas alturas?

12 comentarios:

Arthur dijo...

Buenassss Camille, que genial estuvo tu relato de lo que ves en las calles, bueno, la lista de nombres, supongo que ya no la dijo porque ya acabó, y a estas alturas el titanic debe estar bajo el mar, hecho un montón de fierros viejos y oxidados.

Se nota la buena música de la gente que anda por las calles, ojalá y yo pudiera oirla.

Saludotes, abrazotes y besotes

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur

Gusthav dijo...

Buenassss Camille, en todos lados siempre hay como magia en las calles.

Enhorabuena que vos sí podés oir a los cantantes que andan en las calles con su guitarra y sus melodías.

Y las historias del anciano, bueno, no historias, sino los nombres y que sale con eso de que el titanic era de él. Supongo que os habréis reído un poco.

Saludos, abrazos y besos

Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav

Anónimo dijo...

Pero, ¿el cantante no es Pascual?

Para mí el violinista es apasionado pero desafina, no sé si porque tiene el violín echo polvo o por toda la pasión incontrolada de sus movimientos :-) Le da ambiente a pesar de todo.

El guitarrista está echo un asco ahora, pero ha tenido sus momentos de estar mal y ponerse mejor, y era bastante buen guitarrista (mano lenta) y daba clases de guitarra.

El de la lista de nombres no sé quien es, exactamente, tengo uno en la cabeza, pero no le encaja la historia que tu imaginas, um, un día se me aparecerá y me acordaré de tí.

Hache dijo...

Lo que hace que una calle, un rincón, un paseo .. sean mágicos, son la gente que las transita. Sólo hay que fijarse en la gente. Algunas personas parece que llevaran ahí toda la vida.

Me ha encantado lo del Titanic .. genial.

Mr. TAS dijo...

lo has titulado de la manera más oportuna...

Pedro M. Martínez dijo...

Muy triste hoy.

Conozco a Basilio desde hace muchos años, es un casta, incluso canta (casi) bien.

El violinista asiático no toca, lo que suena es el casette que le acompaña (o quizás toque, no sé si peor o mejor que lo que suena, pero lo que suena es la música gravada)(los domingos por la tarde suele estar por la Gran Vía)(el otro día le vi bajando por García Salazar).

En la fuente del Perro (¿recuerdas? Tomo vino en el Rotterdam, donde Javi, justo al lado) he visto muchas veces al guitarrista, he hablado con él. Una historia triste. A veces tocaba delante de la diputación. Ay.

A ese anciano no conozco.

Sí, me he quedado muy triste.(siempre me ha dedo miedo terminar así. No es broma)

manuel allue dijo...

¡Cómo me han gustado tu post, precioso, y el comentario de Pedro Glup!
He retrocedido varios años para volver a oír, recordándolo, a Paco, al guarda de la plaza de toros, a la señora que había matado a cuchilladas a su perro... Los personajes de mi pueblo que poblaron parte de mi infancia y que siguen ahí, pegados. Miserere mei, Dei!

Camille dijo...

Arthur, Gusthav...siempre acudís en pareja, es tan curioso. Me alegra veros.

Bocadorada, Él suele estar por las tardes de entre semana desde Ascao hasta la Ribera, en esa dirección..

Hache, sí, es cierto. Son esas vidas las que a su vez dan vida. Pero también hay que abrir los ojos y verlas.

Mr.tas. Gracias, sí creo que es lo que son: callejeros ;)

Pedro, siento que te parezca triate. No está contado desde la tristeza.
Me ha hecho gracia....tú también le llamas Basilio?

No me pinches globos, anda! que el violinista toca él, que lo he sufrido mucho tiempo y el tío ha mejorado de lo lindo. Pero si ya no desafina!!

El guitarrista....ahora tiene una pupila. Antes enamoraba cantando "Pongamos que hablo de Madrid". Eran otros tiempos!

Ay, Manuel! si es que tú y Pedro tenéis muchas historias que contar. Y a mi me encanta leerlas!

Miau dijo...

Me ha gustado tu relato. Me ha hecho dar un agradable paseo por tu ciudad.

Yo también soy de observar a la gente que veo por la calle y pensar qué historia habrá detrás...

Un beso.

Eva dijo...

A mi me encanta pasear y observar, pero siempre sola, no se hacerlo en compañía, se me despista la mirada y me confundo. Cuanta vida puede haber en una calle transitada solo por dos personas.
Un beso guapa, me ha encantado.
PD: ¿cómo va la tripilla? ¿te encuentras bien?

UNA dijo...

Cada vez que te visito, me reafirmo en la idea de la sensacional ocurrencia que has tenido al dar pinceladas literarias sobre tu entorno.

Unknown dijo...

La calle, sus personajes, sus aromas, su latir, sus luces, sus sombras, sus gritos, sus silencios, sus vidas, sus muertes, sus músicas, sus penas, sus soles, sus aguas, sus...