Yo vivía en un barrio
de Madrid, con campanas,
con relojes, con
árboles.
Desde allí se veía
el rostro seco de Castilla
como un
océano
de cuero.
Mi casa era llamada
la casa de las flores, porque por
todas
partes
estallaban geranios
Y me he acordado de que hace un año más o menos, en Madrid, me volví loca buscando la casa de las flores de Neruda. Tengo un libro precioso, regalo de mi Olivier sabiendo de mi afición al vate, que se titula "El Madrid de Pablo Neruda" en la que describen perfectamente en qué calle está la casa. Me presenté allí con cámara en mano y encontré una placa que rezaba que allí había vivido Pablo, nada más. No había campanas, ni relojes, ni árboles. Solo había una sucursal del Santander Central Hispano, tres contenedores de obras tapando el portal de entrada a la casa y ya cuando me iba miré hacía arriba y ví que tampoco había geranios ni flores.
Fue un día triste para mí. Llevo leyendo desde pequeña al vate y sólo espero que cuando llegue a Isla Negra de verdad estén sus botellas de cristal, sus mascarones de proa y sus campanas. Sus caracolas sé que las donó y están en Santiago. Yo, las mías las tengo en el cuarto de baño. Porque yo, también, colecciono caracolas ....
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